El presidente de Túnez, Kais Said, revalidó su mandato en las elecciones de este domingo con el 90,96 por ciento de los votos y un 28,8 por ciento de participación ciudadana, anunció este lunes (07.10.2024) la instancia electoral (ISIE). Said es acusado por un sector de la sociedad civil de una «deriva autoritaria” debido a la encarcelación de opositores.
La tasa de participación es la más baja desde la llegada de la democracia en 2011, e incluso fue peor en el tramo de los 18 a los 35 años, donde apenas el 6 por ciento de los llamados a las urnas concurrió a votar. Solo dos candidatos fueron autorizados a disputarle el puesto a Saied, de los 17 que había inicialmente. Quince de ellos fueron descartados por la autoridad electoral por supuestas irregularidades.
El exdiputado Ayachi Zammel, que se encuentra encarcelado, y el líder panarabista Zuhair Maghzaui, del Movimiemento del Pueblo, obtuvieron respectivamente el 7,35 por ciento y el 1,97 por ciento de los votos. Más de 9,7 millones de electores -de un total de 12 millones de habitantes- estaban inscritos para los comicios en este país, cuna de las revueltas democráticas de la «primavera árabe» de 2011.
«Culminación de la revolución»
Tras conocerse los resultados de los sondeos a pie de urna el domingo, decenas de partidarios del presidente saliente se lanzaron a la avenida principal de Túnez para celebrar su victoria. «Lo que Túnez está experimentando hoy es la culminación de la revolución», reaccionó Said que prometió «limpiar el país de corruptos, escépticos y conspiradores».
La oposición, en tanto, se ha manifestado hasta en cuatro ocasiones en el último mes, pero se abstuvo de pedir el boicot como en anteriores sufragios pese a denunciar la falta de transparencia y legitimidad de los comicios.
Saied, elegido en 2019 con cerca del 73 por ciento de los votos, seguía siendo popular cuando tomó plenos poderes en el verano de 2021, prometiendo implantar el orden tras años de inestabilidad política. Tres años después, las ONG tunecinas y extranjeras, así como la oposición, denunciaron una «deriva autoritaria» del poder, con el desmantelamiento de los contrapoderes instaurados en 2011 y la represión de la sociedad civil.