El primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif, anunció que el país asiático privatizará todas las empresas estatales, a excepción de las consideradas estratégicas, un día después de que las autoridades paquistaníes comenzaran las negociaciones para un nuevo plan de rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Sharif aprobó la privatización de entidades tanto rentables como deficitarias al término de una reunión en la que se presentó una hoja de ruta del Programa de Privatización 2024-2029, informó en un comunicado la oficina del primer ministro.
En el comunicado, el primer ministro sostuvo que el trabajo del Gobierno no es hacer negocios sino garantizar un entorno propicio para los negocios y la inversión y proporcionar instalaciones a este respecto.
En busca de un nuevo rescate del FMI: «más largo y más amplio»
Este anuncio se produce un día después de que el Ministerio de Finanzas de Pakistán anunciara el comienzo de las negociaciones con una delegación del FMI desplazada a Islamabad para un nuevo rescate «más largo y más amplio».
Pakistán recibió el mes pasado el último tramo de un préstamo de 3.000 millones de dólares, pero el Gobierno ha insistido en la necesidad de recibir una nueva línea de crédito para levantar su maltrecha economía.
«El Ministro de Finanzas informó al equipo del FMI sobre la mejora de los indicadores macroeconómicos a lo largo del préstamo y subrayó el compromiso del Gobierno de continuar y ampliar la agenda de reformas», afirmó el ministerio en el comunicado.
Severa crisis financiera
La privatización de las empresa públicas paquistaníes gubernamentales ha estado durante mucho tiempo en la agenda del FMI con Pakistán.
En este sentido, el Gobierno puso a la venta en abril el 51 por ciento de las acciones de su aerolínea nacional, Pakistán International Airways (PIA), que arrastraba pérdidas millonarias y se vio obligada el pasado octubre a cancelar decenas de vuelos por una falta crítica de combustible.
El país atraviesa una severa crisis financiera, con unos 77.500 millones de dólares de deuda externa en los próximos tres años, principalmente a instituciones financieras chinas y a Arabia Saudí, que le urgen a obtener liquidez.