La Oficina Integrada de la ONU en Haití (BINUH, por sus siglas en francés) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos han denunciado este lunes en un informe la ejecución de 134 hombres y 73 mujeres –207 personas en total– entre el 6 y el 11 de diciembre en la conocida como masacre de Wharf Jérémie.
«La mayoría de las víctimas eran personas mayores acusadas de prácticas de vudú y de provocar la enfermedad que padece el hijo del líder de una banda», Monel Féliz, cabecilla de la coalición de bandas Viv Ansanm, destaca la ONU. El hijo de Féliz había fallecido.
También han sido ejecutadas algunas personas que intentaron huir de la zona de Cité Soleil, en la capital de Haití, Puerto Príncipe, por miedo a represalias por haber dado información de estos crímenes a los medios de comunicación haitianos.
Las víctimas fueron secuestradas y llevadas al cuartel general del grupo donde fueron retenidos e interrogados en el denominado «centro de entrenamiento» del grupo.
Después fueron trasladados a un lugar de ejecución para ser fusilados o asesinados a machetazos. «La banda intentó eliminar todas las pruebas quemando los cuerpos y desmembrándoles y arrojándolos al mar», señala el informe.
«No podemos actuar como si no hubiera pasado nada», ha declarado la representante especial del secretario general de la ONU, António Guterres, y máxima responsable de la BINUH, María Isabel Salvador. «Insto al sistema de justicia haitiano a realizar una investigación minuciosa y castigar a los responsables, así como a quienes les apoyan. También pido a las autoridades que creen una unidad judicial especializada para gestinar este tipo de crimen», ha añadido.
El responsable de la masacre es Monel Féliz, conocido como ‘Mikano’, jefe de Viv Ansanm, una coalición de bandas formada en 2023 por las dos grandes federaciones que aglutinaban al resto de pandillas con el objetivo de derrocar el frágil Gobierno, logrando en marzo de este año la salida del primer ministro, Ariel Henry.
La misión de la ONU ha contabilizado más de 5.350 muertos y más de 2.155 heridos como consecuencia directa de estos actos de violencia solo en el año 2024.
Por su parte, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha emitido durante la jornada un comunicado en el que han reiterado su «preocupación por la persistencia y deterioro de la crisis» en el país caribeño, donde se han registrado restricciones al acceso humanitario, y han condenado «enérgicamente la continua violencia de las pandillas.
«Los miembros del Consejo de Seguridad han condenado enérgicamente las continuas actividades delictivas desestabilizadoras de las bandas armadas y han destacado la necesidad de que la comunidad internacional redoble sus esfuerzos para proporcionar ayuda humanitaria a la población y apoyar a la Policía Nacional, incluido el fortalecimiento de su capacidad para restablecer el orden público mediante la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad», han expresado.
En este sentido, han «reiterado su enérgica condena de la creciente violencia, las actividades delictivas, los desplazamientos masivos de personas y abusos de Derechos Humanos que socavan la paz, la estabilidad y la seguridad de Haití y la región, incluidos los secuestros, la violencia sexual y de género, la trata de personas y el tráfico de migrantes, los homicidios y las ejecuciones ilegales por parte de bandas armadas y redes delictivas».
Es por ello que han «pedido que se ponga fin a la escalada de violencia, que tiene graves consecuencias humanitarias, incluida la creciente inseguridad alimentaria aguda, y que se permita el acceso humanitario seguro, sostenido y sin trabas».
En particular, han recordado la importancia de garantizar la protección de los niños y han instado a «todos los actores» a poner fin «de inmediato a todos los abusos contra los niños y prevenirlos», incluida la reclutación o los ataques a escuelas y hospitales.
Por otro lado, los miembros del organismo han expresado «su preocupación por el lento avance de la hoja de ruta de Haití para restablecer las instituciones democráticas», destacando «la importancia de avanzar urgentemente en la transición política», de forma que han instado a los actores políticos colaboración «constructiva».
Este nuevo episodio de violencia en Haití se produce en medio de un nuevo estado de emergencia y de la presencia de un contingente policial internacional encabezado por Kenia que ha resultado, hasta la fecha, ineficaz para frenar la actividad de las pandillas.