Las organizaciones humanitarias de Naciones Unidas han alertado de que existe un riesgo «inminente» de hambruna en Sudán, a medida que continúan los desplazamientos forzados y se agudiza la crisis humanitaria provocada por los combates entre el Ejército y los paramilitares, que han dejado 16.000 muertos en algo más de un año.
«Se acaba el tiempo para millones de personas en Sudán que corren un riesgo inminente de hambruna, están desplazadas de sus tierras, viven bajo bombardeos y aisladas de la ayuda humanitaria», señalan de manera conjunta en un comunicado en el que acusan a las partes de bloquear deliberadamente la entrega de asistencia.
Sudán, hogar del mayor número de desplazados internos del mundo con casi 10 millones, tiene ahora a unos 18 millones de personas que padecen hambre aguda, entre ellos 3,6 millones de niños que padecen desnutrición aguda.
«La hambruna se está acercando rápidamente a millones de personas en Darfur, Kordofán, Aj Jazirá y Jartum», alertan estas organizaciones, entre ellas la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Los ataques contra la población civil se han multiplicado, incluido los de índole sexual, así como contra hospitales y escuelas e incluso contra trabajadores humanitarios, quienes están siendo «asesinados y acosados», mientras que los suministros son «saqueados» por las partes del conflicto.
En localidades como El Fasher, más de 800.000 civiles se preparan para un inminente ataque a gran escala, lo que desencadenará «consecuencias catastróficas», mientras que el cierre del cruce fronterizo de Adre –principal ruta hacia el oeste de Sudán desde Chad– ha limitado la asistencia que llega a Darfur.
«El hambre extrema se está extendiendo y las perspectivas para la producción de alimentos en 2024 son sombrías (…) Si actuamos a tiempo, la gente podrá producir alimentos y evitar la escasez para los próximos seis meses. Sin una acción inmediata, pasarán hambre y se verán obligada a desplazarse», alertan.
«Sin un cambio radical e inmediato, nos enfrentamos a un escenario de pesadilla: la hambruna se apoderará de grandes zonas del país. Más personas huirán a países vecinos en busca de sustento y seguridad. Más niños sucumbirán a las enfermedades y la desnutrición. Las mujeres y las niñas, que ya son las más afectadas por el conflicto, afrontarán sufrimientos y peligros aún mayores», alertan.
Ante esta situación, estas organizaciones han reclamado nuevamente adoptar un alto el fuego inmediato, permitir el acceso a los trabajadores humanitarios, proteger a los civiles, detener las violaciones de los Derechos Humanos y acabar con las trabas burocráticas que dificultan la entrega de ayuda.
Por último, también han puesto el foco en la escasa repercusión que está teniendo esta crisis entre los donantes, quienes deben cumplir de «urgentemente» con sus promesas hechas durante la conferencia con motivo de esta cuestión que se celebró en París el pasado 15 de abril.
«Hemos recibido sólo el 16 por ciento de los 2.700 millones de dólares que necesitamos. Los donantes deben desembolsar urgentemente las promesas hechas en París y acelerar la financiación (…) Con una hambruna en el horizonte, debemos entregar mucha más ayuda vital», han instado.
La guerra estalló el 15 de abril de 2023 debido a las fuertes discrepancias en torno al proceso de integración de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF)– ahora declarado como una organización terrorista– en el seno de las Fuerzas Armadas, situación que provocó el descarrilamiento definitivo de la transición abierta en 2019 tras el derrocamiento de Omar al Bashir.