El aeropuerto internacional de Haití cerró temporalmente el lunes después de que varias pandillas abrieron fuego contra un vuelo de Spirit Airlines que aterrizaba en Puerto Príncipe, según informaron el Departamento de Estado estadounidense y la compañía aérea. Los últimos actos de violencia se produjeron en el momento de la toma de posesión de un nuevo primer ministro.
El vuelo, que se dirigía de Fort Lauderdale a Puerto Príncipe, fue alcanzado varias veces por disparos cuando se disponía a aterrizar en la capital haitiana, golpeando a una azafata, que sufrió heridas leves. Fotos y videos obtenidos por The Associated Press muestran agujeros de bala salpicando el interior del avión.
El vuelo fue desviado y aterrizó en República Dominicana, según Spirit Airlines. Parecía formar parte de lo que la embajada estadounidense calificó de «esfuerzos dirigidos por pandillas para bloquear los viajes hacia y desde Puerto Príncipe, que pueden incluir violencia armada e interrupciones en carreteras, puertos y aeropuertos».
En otras partes de la capital haitiana se produjeron tiroteos entre pandillas y la policía. Rondas de disparos resonaron por las calles mientras agentes fuertemente armados se agachaban detrás de los muros y los civiles corrían aterrorizados. En otras zonas de clase alta, las pandillas incendiaron viviendas. Las escuelas cerraron y varias zonas se vieron sumidas en el pánico.
La agitación se produce un día después de que el consejo encargado de restablecer el orden democrático en el país caribeño destituyera al primer ministro interino, Garry Conille, y lo sustituyera por el empresario Alix Didier Fils-Aimé. El Consejo ha estado marcado por luchas internas y tres de sus miembros han sido acusados recientemente de corrupción.
Diplomáticos trajeados y funcionarios de seguridad acudieron el lunes en masa a la ceremonia de toma de posesión, prevista para la tarde.
El país ha vivido semanas de caos político, que los observadores advirtieron podría desembocar en aún más violencia en un lugar donde el derramamiento de sangre se ha convertido en la nueva normalidad. Las pandillas del país llevan mucho tiempo aprovechando la agitación política para hacerse con el poder, cerrando aeropuertos y puertos y sembrando el caos.
El Consejo de Transición se creó en abril, con la tarea de elegir al próximo primer ministro y al Gabinete de Haití, con la esperanza de que ayudara a sofocar la violencia, que estalló tras el asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse en 2021.
El consejo debía allanar el camino hacia unas elecciones democráticas, que no se han celebrado en años en Haití. Las pandillas han aprovechado ese vacío de poder para hacerse con él.
Pero el consejo ha estado plagado de politiqueo y luchas intestinas, y lleva mucho tiempo en desacuerdo con Garry Conille, el primer ministro interino que eligieron hace seis meses y al que despidieron ayer.
Organizaciones como la Organización de Estados Americanos han intentado, sin éxito, mediar la semana pasada en los desacuerdos, en un intento de salvar la frágil transición.