Dos misiles balísticos rusos alcanzaron un centro de entrenamiento militar y un hospital cercano en Ucrania, matando al menos a 50 personas e hiriendo a otras 200, dijeron autoridades el martes, en uno de los ataques rusos más mortíferos desde el inicio de la guerra.
El ataque se produjo en la ciudad de Poltava, capital de la región del mismo nombre, ubicada en el centro-oriente del país, y destruyó un edificio utilizado por el Instituto Militar de Comunicaciones de Poltava, dijo el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy.
“La gente se encontró bajo los escombros. Muchos se salvaron”, dijo Zelenskyy en un video publicado en su canal de Telegram. Señaló que había ordenado “una investigación completa e inmediata”.
Podían verse ladrillos destrozados tras las puertas cerradas de la institución, a la que no se permitió el ingreso de los medios, y había charcos de sangre en las inmediaciones.
Horas después de los ataques, el olor a humo se había propagado en la ciudad. Los caminos estaban cubiertos de vidrios rotos de las ventanas destruidas.
El gobernador de Poltava, Filip Pronin, anunció la cifra de muertos en Telegram y dijo que 219 personas habían resultado heridas. Hasta 18 personas podrían estar enterradas bajo los escombros, señaló.
Diez edificios residenciales resultaron dañados, y más de 150 personas han donado sangre, dijo Pronin.
“Una gran tragedia para la región de Poltava y para toda Ucrania”, escribió Pronin en Telegram y anunció tres días de luto a partir del miércoles.
“Ciertamente, el enemigo deberá responder por todos (sus) crímenes contra la humanidad”, dijo.
De momento no estaba claro si los muertos y los heridos se limitaban a personal militar, como cadetes del cuerpo de señales, o si incluían a civiles.
Poltava se encuentra a unos 350 kilómetros (200 millas) al sureste de Kiev. La ciudad está en la principal ruta de autopistas y ferrocarril entre Kiev y la segunda ciudad más grande de Ucrania, Járkiv, que se encuentra cerca de la frontera rusa.
El ataque se produjo mientras las fuerzas ucranianas buscaban ampliar el terreno capturado en la región fronteriza rusa de Kursk tras una incursión sorpresiva que inició el 6 de agosto, y al tiempo que el ejército ruso se abre paso hacia el interior de Ucrania.
Los misiles impactaron poco después de que sonara la alerta antiaérea, cuando muchas personas se dirigían a un refugio antiaéreo, dijo el Ministerio de Defensa ucraniano, que calificó el ataque de “bárbaro”.
Los equipos de rescate y los médicos salvaron a 25 personas, 11 de ellas desenterradas de entre los escombros, según un comunicado del Ministerio de Defensa.
El ataque se produjo el mismo día en que el presidente ruso, Vladímir Putin, visitara Mongolia. No hay ninguna indicación de que sus anfitriones atiendan las exigencias de detenerlo según una orden de arresto internacional por presuntos crímenes de guerra.
Zelenskyy repitió su llamado a los socios occidentales de Ucrania para garantizar el rápido suministro de ayuda militar. Anteriormente, había criticado a Estados Unidos y a los países europeos por ser tan lentos en cumplir sus compromisos de ayuda.
También desea que se relajen las restricciones sobre lo que Ucrania puede atacar en territorio ruso con las armas que le proporcionen. Algunos países temen que atacar a Rusia pueda empeorar la guerra.
“Ucrania necesita sistemas de defensa aérea y misiles ahora, no parados en un almacén”, escribió Zelenskyy en inglés en Telegram.
“Los ataques de largo alcance que pueden protegernos del terror de Rusia se requieren ahora, no después. Cada día de retraso, por desgracia, significa más vidas perdidas”, dijo.