Al cumplirse nueve meses del inicio del genocidio en Gaza, manifestantes israelíes bloquearon carreteras en todo el país el domingo y pidieron la renuncia del primer ministro, Benjamin Netanyahu, así como un cese el fuego que pueda llevar a casa a los rehenes capturados por Hamás.
Las manifestaciones se producen mientras los prolongados esfuerzos para negociar una tregua cobraron impulso la semana pasada, cuando Hamás abandonó una exigencia clave de un compromiso israelí para poner fin a la guerra. El grupo armado palestino todavía quiere mediadores que garanticen un cese del fuego permanente, mientras que Netanyahu promete seguir luchando hasta que Israel destruya las capacidades militares y de gobierno de Hamás.
“Cualquier acuerdo permitirá a Israel regresar y luchar hasta que se logren todos los objetivos de la guerra”, dijo Netanyahu en un comunicado el domingo que probablemente profundizaría las preocupaciones de Hamás sobre la propuesta.
La guerra fue desencadenada por un ataque de Hamás en Israel el 7 de octubre que dejó 1.200 muertos y 250 personas capturadas. La respuesta israelí ha matado a más de 38.000 palestinos, según oficiales palestinos, que no distinguen entre combatientes y civiles en su conteo. La guerra ha causado daños generalizados y precipitado una enorme crisis humanitaria.
El “Día de Disrupción” del domingo comenzó el domingo a las 6:29 de la mañana, la hora a la que milicianos de Hamás lanzaron los primeros cohetes hacia Israel en octubre. Los manifestantes bloquearon carreteras importantes y se manifestaron ante las viviendas de parlamentarios israelíes.
Cerca de la frontera con Gaza, manifestantes israelíes liberaron 1.500 globos blancos y negros que simbolizaban a las personas asesinadas y secuestradas.
Hannah Golan dijo que había ido para protestar por “el devastador abandono de nuestras comunidades por parte de nuestro gobierno” y añadió que “hoy hace nueve meses, hasta este día negro, y aún nadie de nuestro gobierno asume responsabilidad”.
Unos 120 rehenes permanecen cautivos después de que más de 100 prisioneros fueran liberados durante un cese el fuego en noviembre. Israel ya ha concluido que más de 40 de los que quedan han muerto, y se teme que la cifra pueda ir subiendo conforme se alarga la contienda.
Estados Unidos ha unido al mundo detrás de una propuesta para un alto el fuego gradual en el que Hamás liberaría a los cautivos restantes a cambio de un alto el fuego duradero y la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza. Pero Hamás quiere garantías de los mediadores de que la guerra terminará, mientras que Israel quiere la libertad de reanudar los combates si se prolongan las conversaciones sobre la liberación del último grupo de rehenes.
Israel continúa luchando contra focos de milicianos palestinos en toda Gaza después de meses de intensos bombardeos y operaciones terrestres que han devastado las principales ciudades del territorio y desplazado a la mayor parte de su población de 2,3 millones de personas, a menudo varias veces. El domingo, Israel emitió nuevas órdenes de evacuación para partes de la ciudad de Gaza, que fue intensamente bombardeada y quedó prácticamente vacía al comienzo de la guerra.
Hallan cadáveres con las manos atadas
El Hospital Nasser en la ciudad de Jan Yunis, en el sur de Gaza, dijo que los cuerpos de tres palestinos fueron recuperados del área del cruce de Kerem Shalom con Israel. Un comunicado del hospital dijo que estaban esposados y un periodista de The Associated Press vio uno de los cuerpos con las manos atadas.
Abdel-Hadi Ghabaeen, tío de uno de los fallecidos, dijo que ellos estaban trabajando para asegurar la entrega de ayuda humanitaria y envíos comerciales a través del cruce. Señaló que vio a soldados detenerlos el sábado y que los cuerpos presentaban signos de palizas, uno de los cuales tenía una pierna rota.
El ejército israelí dijo que estaba investigando los informes.
Miles de palestinos han sido detenidos desde el inicio de la guerra, y muchos de los que han sido liberados, así como algunos israelíes que han trabajado en centros de detención, dicen que los detenidos han sido torturados y retenidos en duras condiciones. Las autoridades israelíes han negado haber abusado de los prisioneros.
Mientras tanto, los ataques aéreos israelíes durante la noche y hasta el domingo mataron al menos a 13 palestinos.
El Ministerio de Salud de la Franja de Gaza, gestionado por Hamás, dijo el sábado que al menos 16 personas murieron y al menos 50 resultaron heridas en un ataque israelí contra una escuela convertida en refugio en el campo de refugiados de Nuseirat. El ejército israelí dijo que había atacado a milicianos de Hamás y tomado “numerosas medidas” para reducir las bajas civiles.
También el domingo por la mañana, la milicia libanesa Hezbollah dijo haber lanzado decenas de proyectiles hacia el norte de Israel. Los ataques iban dirigidos contra objetivos a más de 30 kilómetros (20 millas) de la frontera, adentrándose más en territorio israelí que la mayoría de sus ataques.
Un israelí de 28 años sufrió heridas graves en Kfar Zeitim, una pequeña localidad cerca de la ciudad de Tiberíades, según el servicio nacional israelí de rescate.
La andanada se producía después de que el ejército israelí dijera en un comunicado que un ataque aéreo había alcanzado un auto y matado a un ingeniero de la división de defensa antiaérea de Hezbollah el sábado. Hezbollah confirmó la muerte de Mustafa al-Attar, pero no dio información sobre su puesto.
Los choques casi diarios entre Hezbollah y fuerzas israelíes en los últimos nueve meses han amenazado con derivar en una gran guerra regional y han tenido consecuencias catastróficas para los habitantes a ambos lados de la frontera.
Negociadores de Estados Unidos, Egipto y Qatar han intensificado sus esfuerzos en la última semana para alcanzar un acuerdo.
La concesión de Hamás el sábado podría permitir la primera pausa en los combates desde noviembre y allanar el terreno para más negociaciones, aunque todos los bandos advirtieron que aún no había garantías de acuerdo.
El plan en varias fases presentado por Washington comenzaría con un cese al fuego “pleno y completo” de seis semanas en el que se liberaría a los rehenes ancianos, enfermos o mujeres a cambio de cientos de prisioneros palestinos. Durante esos 42 días, las fuerzas israelíes se retirarían de zonas densamente pobladas de Gaza y permitirían el regreso de personas desplazadas a sus hogares en el norte de Gaza, según las autoridades.
Palestinos agotados en la Franja de Gaza parecían pesimistas sobre la posibilidad de que hubiera un alto el fuego, mientras la guerra cumplía nueve meses el domingo.
“Hemos vivido nueve meses de sufrimiento”, dijo Heba Radi, una mujer palestina desplazada, a AP. “El cese al fuego se ha convertido en un sueño lejano”.
La mujer, madre de seis hijos habló desde su carpa en la ciudad central de Deir al-Balah, donde se cobijaron tras huir de su casa en Ciudad de Gaza.
“Cada día, nos decimos a nosotros mismos que mañana (habrá un cese el fuego)”, dijo, “y mañana será mejor. Y cuando llega mañana, dicen que (las negociaciones) se han pospuesto”.
Zakia Hasanein, una mujer palestina de 80 años también refugiada en Deir al-Balah, pidió a Netanyahu y al líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, que acordaran un alto al fuego y dijo que vivían “como los muertos”.
La guerra entre Israel y Hamás ha causado daños generalizados en Gaza. Las restricciones israelíes, los combates y la erosión de la ley y el orden han complicado los esfuerzos humanitarios, lo que ha provocado un hambre generalizada y temores de hambruna. La máxima corte de Naciones Unidas ha concluido que hay un “riesgo plausible de genocidio” en Gaza, una acusación que Israel rechaza con firmeza.