Francia toma medidas frente a la crisis en Nueva Caledonia, pero reconoce que la situación está lejos de ser controlada.
El presidente Emmanuel Macron encabeza este lunes 20 de mayo la tercera reunión en una semana del consejo de seguridad y defensa nacional para encarar los disturbios en el territorio francés de ultramar en el Pacífico.
El pasado miércoles 15 de mayo, París decretó el estado de emergencia después de que estallaran fuertes protestas por la aprobación de una reforma constitucional que enfureció a las fuerzas independentistas.
La medida tiene una validez de doce días y una eventual prolongación debe recibir la aprobación en las dos cámaras del Parlamento.
En las últimas horas, la alcaldesa de la capital, Nouméa, la macronista Sonia Lagarde, expresó a la radio local su “temor de que el presidente se vea obligado a extender” el estado de emergencia.
Y el primer ministro francés, Gabriel Attal, afirmó: «Todavía estamos lejos de volver a la normalidad».
Hasta el momento, los disturbios dejan al menos seis personas muertas, incluidos dos gendarmes franceses. Además, decenas de negocios y autos han sido quemados, diversos locales comerciales han sido saqueados y las barricadas en las carreteras restringen el acceso a medicinas y alimentos.
La cámara empresarial señaló que 150 empresas han sido saqueadas e incendiadas.
Las protestas estallaron por la ira entre los indígenas canacos, debido a una enmienda constitucional aprobada en Francia que cambiaría quién puede participar en las elecciones, lo que los líderes locales temen que diluya el voto canaco.
Reabren carretera que conduce al aeropuerto; activistas advierten que continuarán los bloqueos
La reunión en París fue convocada justo después de que el domingo las fuerzas francesas rompieran decenas de barricadas en la capital de Nueva Caledonia, en un intento por recuperar la carretera principal que conduce al aeropuerto internacional de La Tontouta, que ha estado cerrada al tráfico comercial desde el pasado martes 14 de mayo.
Este lunes, las autoridades locales informaron que despejaron esa importante vía, pero la terminal aérea continúa fuera de servicio. La aerolínea Aircalin indicó que el aeropuerto permanecería cerrado al menos hasta el próximo jueves 23 de mayo.
Todo a pesar de los llamados del primer ministro australiano, Anthony Albanese, a su apertura para evacuar a los ciudadanos de su país. Canberra remarcó que la situación en el territorio francés, situado en el suroeste del Pacífico, a unos 1.500 kilómetros al este de Australia, es «profundamente preocupante».
Por lo pronto, los partidos políticos independentistas afirman que buscan que el Gobierno francés retire la reforma electoral antes de reiniciar conversaciones.
«Necesitamos acciones fuertes (de la Administración de Macron) para calmar la situación (…) Esto es una cuestión política, no de seguridad», sostuvo Dominique Fochi, secretario general de la Unión Caledonia, partidaria de la independencia.
Pero Attal respondió que restablecer el orden es una condición previa para el diálogo. Y las autoridades locales advierten que primero tomarán todas las medidas necesarias para recuperar la calma en el territorio.
“El orden republicano se restablecerá cueste lo que cueste”, subrayó el alto comisionado francés para Nueva Caledonia, Louis Le Franc.
Si los separatistas «quieren usar las armas, se arriesgarán a lo peor», añadió el funcionario.
Pese a las medidas tomadas, las tensiones se elevan. En un comunicado, Field Action Co-ordination Cell, el grupo activista que organiza las protestas en la isla, advirtió que los bloqueos en las carreteras continuarán.