Tras apagarse la llama olímpica en las Tullerías el domingo 11 de agosto, el debate político se prende de nuevo en Francia.
Mientras las disensiones políticas se mantuvieron discretas durante los Juegos Olímpicos, las discusiones sobre el nombramiento de un nuevo primer ministro vuelven a ser el centro de atención en el país, poniendo presión sobre el presidente Emmanuel Macron, que sigue sin nombrar al sucesor de Gabriel Attal.
Las formaciones políticas que mayor presión ejercen sobre Macron son las de izquierda. Con 182 escaños ganados en la Asamblea Nacional, en las elecciones legislativas que concluyeron el pasado 7 de julio, la coalición Nuevo Frente Popular, que agrupó a varias fuerzas de esa ideología, exige al presidente francés que nombre un primer ministro proveniente de esa ala política.
Lucie Castets, alta funcionaria de la Alcaldía de París desconocida hace unas semanas, reiteró el lunes 12 de agosto su candidatura a primera ministra por el Nuevo Frente Popular.
Castets envió a todos los diputados franceses, a excepción de los miembros del partido de extrema derecha Agrupación Nacional, una carta para defender su candidatura y las grandes líneas de su programa como potencial nueva jefa del Gobierno.
«Los electores expresaron un deseo muy fuerte de cambio», mientras las elecciones legislativas anticipadas «pusieron al Nuevo Frente Popular en el primer lugar», escribió Lucie Castets en su carta.
La líder política también señaló las «cinco grandes prioridades» de la izquierda, entre ellas, «el poder adquisitivo y la justicia social».
La alta funcionaria de 37 años insistió en su intención de suprimir la reforma pensional implementada por Emmanuel Macron, que retrasa la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años, y remarcó su voluntad de aumentar el salario mínimo a 1.600 euros mensuales.
Una candidatura sin mayoría absoluta y ya rechazada por Macron
Sin embargo, Lucie Castets también subrayó la fragmentación de la Asamblea Nacional, lo que afecta la legitimidad de su candidatura. Admitió que el bloque de izquierda no alcanza los 289 escaños necesarios para lograr la mayoría absoluta en la Cámara Baja, con amplios poderes en el Legislativo francés.
“Será necesario convencer a la gente más allá de las filas del Nuevo Frente Popular para construir mayorías parlamentarias”, escribió Lucie Castets en la misiva, mencionando una Asamblea Nacional “fragmentada y sin mayoría”.
Tras difíciles negociaciones, las formaciones del bloque de izquierda habían acordado proponer el nombre de Castets a Emmanuel Macron el 23 de agosto, pero el presidente francés ya había rechazado en una ocasión esa candidatura.
“La cuestión no es un nombre”, sino “qué mayoría se puede encontrar en la Asamblea para que un gobierno de Francia pueda aprobar reformas, aprobar un presupuesto y hacer avanzar el país”, había argumentado el líder del Elíseo, justo antes de que empezaran los Juegos Olímpicos y la llamada “tregua olímpica”.
Frente a este rechazo, Lucie Castets puede contar con el apoyo de personalidades de izquierda, como Daniel Obono, diputada del partido de izquierda radical Francia Insumisa.
“No tendría que ser necesario poner presión, el simple respeto de las instituciones debería llevar a Emmanuel Macron a nombrar a Lucie Castets”, declaró la congresista, refiriéndose a la tradición republicana francesa que dicta que el presidente debe nombrar a un primer ministro seleccionado dentro de los partidos que ganaron las elecciones legislativas.
Sin embargo, “por más que segun la tradición política en Francia, es la mayoría encabeza de la Asamblea Nacional, cuya figura ocupa el cargo de primer ministro, la Constitución es clara en decir que es el presidente que nombra el primer ministro”, recuerda Fernando Vega Lugo, abogado y politólogo.
“No hay nada en la Constitución que obligue a nombrar una persona u otra y es el juego político el que determina a quién nombrar”, agregó.
Emmanuel Macron intenta ganar tiempo
En aquel momento, el mandatario francés había indicado que la resolución de la situación política no iba a intervenir antes de mediados de agosto. Tres semanas después, el jefe de Estado parece seguir ganando tiempo.
El Consejo de ministros previsto para el lunes 12 de agosto ha sido aplazado y reemplazado por una recepción con todos los agentes privados y públicos que han contribuido al éxito de los Juegos Olímpicos.
Sus próximas citas no indican intención de querer concentrarse en el nombramiento de un primer ministro. El presidente francés esta esperado en su residencia de vacaciones de Brégançon, en el sureste del país, donde, el próximo jueves 15 de agosto, participará en la conmemoración del 80 aniversario del desembarco aliado en Provenza en Toulon, y dos días después, a el de la liberación de la ciudad de Borme les Mimosas.
Entretanto, Gabriel Attal sigue en el cargo en el hotel de Matignon, la sede del primer ministro en Paris. Junto con Stéphane Séjourné, jefe del partido presidencial Renacimiento, escribió a los otros partidos políticos presentes en la Asamblea Nacional para pedirles “la superación de las fracturas habituales” y hacer posible la formación de una mayoría absoluta.
Sin embargo, la carta no fue enviada a Agrupación Nacional y Francia Insumisa, partidos considerados incompatibles con los valores republicanos según el bando presidencial.