El elusivo líder supremo del Talibán advirtió el lunes a los afganos que no deben ganar dinero ni recibir honores terrenales, en momentos en que el país está sumido en una crisis alimentaria y aislado a nivel internacional.
Hibatula Akhundzada incluyó la advertencia en su sermón para marcar el fin del feriado musulmán Eid al-Adha en una mezquita en la sureña provincia de Kandahar, semanas antes de un viaje de una delegación talibana a Doha, Qatar, para conversaciones sobre Afganistán patrocinadas por la ONU.
Será la primera ronda de conversaciones a la que asistirá el Talibán desde que ese grupo islamista tomó el poder en agosto de 2021. En la primera no fueron invitados, y boicotearon la segunda porque exigían ser tratados como los representantes oficiales del país.
Ningún gobierno reconoce al Talibán como el gobernante legítimo de Afganistán, cuya economía depende de la asistencia extranjera y cayó en crisis tras el alzamiento del grupo islamista.
El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarri, dijo que la invitación a la reunión en Doha a fines de junio no implica un reconocimiento al Talibán.
Akhundzada recordó a los afganos de sus deberes como musulmanes e hizo repetidos llamados a la unidad en su sermón de 23 minutos.
Los mensajes de él y de otra influyente figura del Talibán, Sirajuddin Haqqani, en ocasión de otro feriado musulmán en abril, dejaron entrever tensiones entre sectores de línea dura y otros más moderados que desean eliminar posturas estrictas y atraer el respaldo extranjero.
En su sermón del lunes, Akhundzada dijo que desea la hermandad entre los musulmanes y que lamentaba las discrepancias entre ciudadanos y funcionarios del Talibán. Cualquier disenso hacia los edictos del Talibán es muy inusual, y las protestas son aplastadas rápida y a veces violentamente.
Dijo que aceptará cualquier decisión para destituirlo como líder supremo, siempre y cuando haya unidad y consenso sobre su salida. Pero afirmó que le entristecía que haya diferencias y desacuerdos entre la población.
“Fuimos creados para venerar a Alá y no para ganar dinero ni para recibir honores terrenales”, dijo Akhundzada. “Nuestro sistema islámico es el sistema de Dios, y debemos aceptarlo. Le hemos prometido a Dios que traeremos justicia y la ley islámica (a Afganistán), pero no podemos hacerlo si no estamos unidos. La desunión entre ustedes beneficia al enemigo; el enemigo se aprovecha de ella”.