El Gobierno iraní ha tomado una decisión histórica al anunciar que no sancionará a las mujeres que no usen el velo islámico obligatorio. Además, la presencia de la conocida ‘Policía de la moral’ ha disminuido considerablemente en las calles de Teherán. Sin embargo, muchas mujeres iraníes desconfían de estas medidas y consideran que se trata de una solución temporal, impulsada por las crecientes tensiones sociales y políticas en el país.
El velo y la relajación de las normas en Irán
En las últimas semanas, se ha podido observar un cambio significativo en las calles de la capital iraní. Muchas mujeres, al margen del estricto código de vestimenta islámico, optan por dejarse ver sin el velo, un gesto de desobediencia civil que se ha consolidado especialmente después de la muerte de Mahsa Amini en 2022. Esta joven de 22 años falleció bajo custodia policial, tras ser detenida por portar el hiyab de manera incorrecta. Su muerte desató una serie de protestas feministas que cuestionan el control del Estado sobre el vestuario femenino en Irán.
A pesar de las declaraciones oficiales, que aseguran que el uso del velo ya no será penalizado, la situación en el terreno sigue siendo incierta. La relajación de las normas no ha sido total, y aún persisten dudas entre la población.
Mujeres iraníes pasan junto a un mural en una calle de Teherán. EFE/EPA/Abedin Taherkenareh
La desaparición de la Policía de la Moral en las calles de Teherán
La ‘Policía de la moral’, el cuerpo encargado de imponer el uso obligatorio del velo, ha reducido su presencia en las calles de Teherán. Las patrullas, que antes eran comunes en los principales puntos de la ciudad, han desaparecido o no muestran actividad alguna. Las mujeres que no usan el velo ya no enfrentan el mismo nivel de represión que anteriormente, cuando las autoridades detenían a aquellas que se apartaban de la normativa.
Parvane, una joven trabajadora de 28 años en un salón de belleza, comenta a la agencia EFE que, a pesar de las aparente relajación de las normas, aún sigue siendo observada y reprendida verbalmente por no llevar el hiyab. Esta falta de confianza en las medidas oficiales refleja la incertidumbre que reina entre muchas mujeres, que no creen en la permanencia de la medida.
Desconfianza ante las medidas del Gobierno
A pesar de los avances aparentes, la desconfianza de las mujeres hacia las autoridades sigue siendo profunda. Parvane, como muchas otras, no se fía de los cambios impuestos por el régimen. Las autoridades han prometido una relajación del control sobre el velo como parte de las promesas electorales del presidente reformista Masud Pezeshkian. Sin embargo, las declaraciones del vicepresidente iraní, Javad Zarif, no han logrado calmar a las mujeres que consideran que se trata de una estrategia temporal para evitar un mayor descontento popular.
Zarif explicó en el Foro Económico Mundial de Davos que la decisión del gobierno de no castigar a las mujeres por no usar el velo es el resultado de un consenso dentro de las principales instituciones del país, como el Parlamento y el Poder Judicial. Sin embargo, estas palabras han sido recibidas con escepticismo, especialmente por los sectores más conservadores, quienes exigen medidas más estrictas.
La realidad del código de vestimenta en Irán
A pesar de las promesas de flexibilización, la ley sigue siendo clara: el velo es obligatorio. Las mujeres que no lo lleven enfrentan penas que incluyen desde multas hasta prisión. La situación legal sigue siendo tensa, y aunque el gobierno ha cedido en ciertos aspectos, no ha derogado la ley que obliga a las mujeres a cubrirse.
La relajación del velo: ¿Una medida temporal o una reforma real?
El ambiente político y social en Irán está marcado por la creciente tensión regional, con la guerra en Gaza y el conflicto con Israel, así como la crisis económica interna. Según Parimah, una escultora de 42 años, el gobierno de Irán no puede permitirse otro frente de conflicto con la población, especialmente en un momento de tanta presión internacional y problemas económicos. A su juicio, la relajación de las normas sobre el velo tiene como objetivo evitar que las protestas en las calles se intensifiquen.
Parimah, quien también dejó de usar el hiyab tras la muerte de Amini, asegura que su decisión de no llevar el velo es una forma de resistencia contra la represión del régimen. «No usar el velo es mi manera de mostrar mi rechazo al sistema y mi lucha por más libertades», afirma.