Ibrahim Al Khalili, uno de los pocos reporteros que sigue trabajando en el asediado norte de Gaza, cubre su pecho y cabeza con equipos antibalas que lo identifican como prensa, aunque teme que esto, más que protegerlo, lo convierta en objetivo del fuego israelí, que ya ha dejado más de 44.400 muertos en el enclave, entre ellos 145 periodistas.
“La mayoría de nuestros colegas han sido asesinados y atacados mientras vestían con el distintivo de periodistas”, contó a EFE el reportero, quien trabaja para la cadena catarí Al Jazeera, prohibida en Israel, rememorando con tristeza a sus compañeros Ismail al Ghoul y Rami al Rifi, asesinados en julio mientras trabajaban. Israel los acusó de ser miembros de Hamás.
Horas antes de hablar con EFE, Al Khalili sobrevivió a un ataque con dron israelí en el hospital Al Ahli, en Ciudad de Gaza, en el que su colega, Mamdouh Quneita, fotoperiodista del medio Al Aqsa, murió.
“Mi corazón está roto, he visto morir niños, ancianos, amigos, colegas”, relata Ibrahim, sobre la cobertura de la guerra, que ha dejado una huella imborrable.
Según Reporteros Sin Fronteras, la guerra en Gaza, que comenzó el 7 de octubre de 2023 tras el ataque de Hamás a Israel, ha dejado al menos 145 periodistas palestinos muertos en el enclave.
“Al menos 35 han sido asesinados en el ejercicio de sus funciones por el Ejército israelí”, señaló a EFE, Elena García, portavoz de RSF, quien adelantó que los cuatro casos por crímenes de guerra contra periodistas que la organización presentó ante la Corte Penal Internacional, fueron admitidos.
Peligro extremo
Cuando la noche cae en el norte de Gaza, trae temor y ansiedad para Al Khalili, quien además de alimentarse mal durante el día, duerme muy poco, debido a la amenaza constante de bombardeos.
Imagen de archivo de un mural de la periodista de Al Jazeera Shireen Abu Akleh en la ciudad cisjordana de Belén. EFE/EPA/Abed Al Hashlamoun
“Los periodistas solemos quedamos despiertos toda la noche porque las explosiones y bombardeos ocurren cuando la gente está durmiendo, y tenemos que cubrirlo”, explica.
Para RSF, Palestina se ha convertido desde el 7 de octubre, en el “lugar más peligroso para ejercer el periodismo”.
“Trabajamos en condiciones de extremo peligro (…) denunciamos los crímenes de guerra contra los palestinos. Resulta realmente difícil y duro trabajar en un entorno tan peligroso”, afirmó Al Khalili.
La representante de RSF asevera que Israel impone un “apagón mediático” en Gaza, por medio de “leyes liberticidas en Israel que impiden la cobertura independiente, plural y completa de lo que está sucediendo en Gaza”; mientras fuerza el desplazamiento de reporteros dentro de Gaza y “destruye completamente” redacciones donde había material archivado.
Sumado a cortes de electricidad e internet, y el impedimento de ingresar equipos de protección, que limita la capacidad de trabajo de los periodistas, “los convierte en objetivos vulnerables a las armas”, agregó.
Al Khalili relata cómo, el 18 de marzo, pensó que no volvería a informar, luego de que un bombardeo israelí destruyera su casa y las de sus vecinos. “Fuimos detenidos, interrogados y torturados durante 10 horas”, relata. Algunos, como él, fueron liberados, pero su hermano Mohamed está desaparecido.
Desde el comienzo de la guerra, al menos 23 periodistas han sido arrestados en Gaza y 18 continúan en prisión, muchos de ellos sin cargos, denuncia el Comité de Protección de Periodistas (CPJ, en inglés). Además, ocho periodistas detenidos están en paradero desconocido.
Imagen de archivo de Mohamed Abu Hatab, periodista palestino cuya vivienda fue atacada por las fuerzas israelíes en Gaza. EFE/Joan Mas Autonell
El Ejército indicó a dicha organización que no podía responder preguntas sobre el estatus de los detenidos ante la ausencia de suficientes datos.
Periodistas en la mira
Seis periodistas gazatíes de Al Jazeera fueron acusados por el Ejército de Israel el pasado 23 de octubre de ser miembros de Hamás y la Yihad Islámica, y sus rostros fueron expuestos en las redes sociales del cuerpo, presentándolos como “terroristas”.
RSF destacó que las pruebas acusatorias no son concluyentes ni han podido verificarse independientemente, ni mucho menos un permiso para matar.
Hossam Shabat, uno de los periodistas incluidos en esta lista, ha denunciado en sus redes sociales que ha sido objeto directo de ataques y de amenazas de muerte por teléfono.
El Gobierno israelí no hizo comentarios ante estos señalamientos.
Según las autoridades del enclave, controlado por Hamás, en Gaza han muerto al menos 192 profesionales de la comunicación, que incluye a escritores, intelectuales e influencers, por lo que la cifra es superior a la de organizaciones como RSF y CPJ.
Al Khalili siente que los periodistas han sido abandonados por la comunidad internacional: “hemos pedido a todos los gobiernos que proporcionen protección, pero nos han ignorado y la situación cada día es más grave”.
Uno de sus colegas, Fadi Al Wahidi, en estado crítico desde el 6 de octubre cuando se intensificó el asedio israelí al norte, continúa a la espera de ser evacuado a un hospital fuera del enclave para recibir tratamiento adecuado. Su madre, enferma de cáncer, comenzó una huelga hambre como forma de presión, sin éxito.