Eslovenia asumió este mes la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad de la ONU, preocupada por la “erosión de la confianza” del mundo entero en su efectividad en los últimos dos años, especialmente tras las guerras en Ucrania y Gaza.
El embajador esloveno ante la ONU, Samuel Zbogar, ofreció hoy una rueda de prensa para presentar el programa de trabajo en la que no ahorró críticas a la “ineficacia” del Consejo a la hora de resolver los conflictos, algo que es finalmente la esencia de su misión, lo que se traduce en que “el mundo es menos estable”.
Eslovenia, preocupado por la “irrelevancia” del Consejo
Fue tras la guerra de Ucrania cuando comenzó un proceso en el que el Consejo comenzó a verse como “irrelevante” por su incapacidad para actuar y extendiendo así “una sensación de impunidad” ante la que “se agota la paciencia” del mundo, expresó.
Fotografía cedida por la ONU del embajador esloveno, Samuel Zbogar, hablando en una rueda de prensa para presentar el programa de trabajo de su país durante la presidencia del Consejo de Seguridad, en la sede del organismo internacional en Nueva York (EE. UU). EFE/Mark Garten/Naciones Unidas
Si la guerra de Ucrania no se ha traducido en una sola resolución unánime del Consejo, no ha sido mejor el caso de la guerra de Gaza, que ha producido cuatro resoluciones, todas ellas papel mojado, ni el caso de Sudán, donde una guerra que ni siquiera merece resoluciones ha dejado cifras escalofriantes de desplazados y de víctimas del hambre.
Repartición de culpas
Para el embajador esloveno, que utilizó un lenguaje poco habitual en la ONU, la culpa de esta situación es muy clara: hay que atribuirla a los países con asiento permanente en el Consejo, que optan por los vetos cruzados (caso de Rusia y EE.UU., principalmente) o se abstienen en otros casos, quitando legitimidad a los textos consensuados tras largas negociaciones.
Esta pérdida de confianza en el Consejo como garante de la paz y la seguridad en el mundo -alertó el diplomático- está haciendo que muchos países opten por llevar sus cuestiones más prioritarias a otros foros ajenos a la ONU, especialmente los de carácter regional.
Pero preguntado por las posibilidades reales de reformar el Consejo en las dos líneas principales -aumentar el número de sus miembros (15 actuales) para hacerlo más representativo o eliminar el uso del veto por parte de los miembros permanentes, reconoció que son temas que llevan “varios años en discusión” sin que se atisben soluciones, y precisó que solo cabe esperar reformas muy parciales como condicionar el recurso al veto.