La seguridad se ha reforzado en la Oktoberfest tras el letal ataque con cuchillo del mes pasado en el oeste de Alemania, y las autoridades advierten que las colas para entrar serán más largas ya que por primera vez en los 189 años de historia de la fiesta cervecera bávara se utilizarán detectores de metales.
Las autoridades afirman que no hay amenazas concretas contra el mayor festival folclórico del mundo, que comienza el sábado con el tradicional toque de barril en Múnich y se prolongará hasta el 6 de octubre. Se esperan unos 6 millones de participantes, muchos de ellos ataviados con los tradicionales lederhosen y dirndl.
El refuerzo de la seguridad se produce tras el atentado del 23 de agosto en Solingen, que se saldó con tres muertos y ocho heridos. Se detuvo a un sospechoso sirio de 26 años, un solicitante de asilo que debía ser expulsado a Bulgaria el año pasado, pero al parecer desapareció durante un tiempo y evitó la expulsión. El grupo extremista Estado Islámico ha reivindicado la autoría del ataque, sin aportar pruebas.
La violencia conmocionó a Alemania e hizo que la inmigración volviera a ocupar un lugar destacado en la agenda política del país. En respuesta, el Ministerio del Interior amplió esta semana los controles fronterizos temporales a sus nueve fronteras. Los controles durarán seis meses y amenazan con poner a prueba la unidad europea.
El impacto del atentado de Solingen y otros hechos de violencia ocurridos recientemente en Alemania también se dejarán sentir en la Oktoberfest. Por primera vez se utilizarán detectores de metales manuales, que la policía y el personal de seguridad utilizarán de forma aleatoria o en respuesta a cualquier actividad sospechosa.
“Hemos tenido que reaccionar ante el hecho de que los ataques con arma blanca han aumentado en las últimas semanas y meses”, declaró a The Associated Press el alcalde de Múnich, Dieter Reiter, durante una visita de los medios de comunicación al recinto del festival para destacar las nuevas medidas de seguridad. “Haremos todo lo posible para garantizar que nadie venga a la Oktoberfest con un cuchillo u otras armas peligrosas”.