Tras la caída del régimen de Bashar Al Asad, Israel observa de cerca a Siria. Los analistas dicen que los cambios en el país vecino pueden ser tanto oportunidades como riesgos.
Durante el fin de semana, aviones de combate israelíes atacaron más de 100 objetivos en Siria, según grupos de monitoreo. «Atacamos sistemas de armas estratégicas como, por ejemplo, armas químicas que quedaban, así como misiles y cohetes de largo alcance, para que no caigan en manos de extremistas», dijo el ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Gideon Saar, a los periodistas en Jerusalén el lunes (10.12.24).
Las tropas israelíes se trasladaron después a una zona de amortiguación desmilitarizada, que separa a Israel y Siria, patrullada por fuerzas de paz de la ONU. Informes sugirieron que luego se movilizaron a unos 40 kilómetros de Damasco, es decir, se habrían adentrado más en Siria que nunca, desde la firma del acuerdo de retirada entre los dos países en 1974. Un portavoz militar israelí negó este extremo.
¿Tropas israelíes dentro de Siria?
Israel ocupó los Altos del Golán en 1967 y se anexionó la región en 1981. Gran parte de la comunidad internacional, excepto Estados Unidos, considera que dicha zona forma parte de Siria.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, explicó que el avance en Siria fue necesario, porque el Ejército sirio, aparentemente leal al régimen de Al Asad, se había retirado de la zona, lo que significaba el «colapso del acuerdo de separación de fuerzas de 1974 entre Israel y Siria». Pero también dijo que «el Golán será parte del Estado de Israel por la eternidad».
Crecientes críticas
Cada vez hay más críticas por el avance israelí hacia Siria. La ONU dijo que cualquier movimiento de ese tipo viola el acuerdo de 1974. Estados Unidos confirmó que sólo debe ser temporal. El ministro de Exteriores de Jordania, país vecino del norte de Israel, también condenó el traslado de tropas, y desde el Ministerio de Exteriores de Arabia Saudita, dijeron que Israel parecía decidido a «sabotear las posibilidades de Siria de restaurar su seguridad, estabilidad e integridad territorial».
«Incluso si es temporal, ¿cuál es el propósito?», se pregunta Eyal Zisser, experto en Siria y vicerrector de la Universidad de Tel Aviv. «Puedo entender por qué bombardean y atacan armas químicas en Siria, abandonadas por el régimen. Pero otra cosa es hacer avanzar las tropas. El estado de ánimo sirio no es contra Israel, no está dirigido en absoluto en dirección a Israel. Nadie ha mencionado a Israel. Entonces, ¿por qué inmiscuirse [en este escenario]?».
¿Qué pasará con Israel y Siria?
«La caída de Al Asad es el equivalente en Oriente Próximo a la caída del Muro de Berlín. No por él, un dictador débil y fracasado, sino por lo que simboliza. Hezbolá fue duramente derrotado por Israel, los iraníes también sufrieron una paliza y temían una derrota humillante en Siria», escribió el periodista israelí Nadav Eyal en el periódico Yedioth Ahronoth.
«Ha sido una sorpresa para todos (la rapidez del derrocamiento), especialmente para Al Asad, los iraníes, Rusia y Hezbolá», explica a DW Zisser, experto de la Universidad de Tel Aviv, a DW. «Un punto que me gustaría enfatizar es que no fue una revolución ni una protesta ni una revuelta. Fue la invasión de un ejército, organizado por [el líder rebelde sirio Abu Mohamed] Al Jolani bajo los auspicios de Turquía».
El «lado positivo» para Israel, añade, es que «Bashar al Asad era un vínculo crucial entre Irán y Hezbolá. Y ahora Irán ya no tiene respaldo sirio, por lo que eso es un avance importante».
El debilitamiento de Hezbolá e Irán
La opinión general en Israel es que los avances del grupo Hayat Tahrir al Sham (HTS) de Al Jolani y otros grupos aliados no habrían ocurrido sin Israel.
Israel, desde el ataque del 7 de octubre de Hamás, ha estado trabajando de una «manera sistemática, medida y organizada» para desmantelar a los aliados de Hamás en el eje iraní, dijo Netanyahu, quien afirmó que Israel estaba «transformando la faz de Oriente Medio».
«Esto no habría sucedido sin el fracaso de Irán y Hezbolá en el Líbano», escribió Amos Harel en el diario israelí Haaretz.
La naturaleza del próximo Gobierno sirio aún podría plantear desafíos a largo plazo para Israel. Grupos como HTS tienen sus raíces en la ideología extremista y su comportamiento es difícil de predecir a corto plazo.