El conflicto iniciado hace décadas en la región oriental rica en minerales de República Democrática del Congo se ha “deteriorado de forma drástica” desde principios de 2022 y empeorado aún más desde el pasado octubre, con bruscos incrementos en la violencia sexual, el número de heridos y el reclutamiento de niños, según dijo el miércoles el máximo funcionario de Cruz Roja en el país.
François Moreillon describió la situación como una “crisis de doble filo”, en la que los últimos 30 años de conflicto han debilitado la capacidad del gobierno, incluso a nivel local, de proporcionar servicios básicos como agua, educación y alimentos. Cuando se trata de proteger a los civiles, señaló Moreillon, la crisis es “extremadamente grave”.
El este de República Democrática del Congo sufre por la violencia armada de más de 120 grupos que luchan por el poder, la tierra y los recursos minerales valiosos, mientras que otros intentan defender a sus comunidades. Algunos grupos armados han sido acusados de asesinatos masivos.
El director del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) dijo que “todos los indicadores se han disparado” desde el 1 de octubre, cuando se reanudaron los combates de fuerzas del gobierno congoleño y sus aliados contra el grupo rebelde M23.
El presidente del país, Felix Tshisekedi, junto con expertos de Estados Unidos y la ONU, acusa a la vecina Ruanda de prestar apoyo militar a M23. Ruanda rechaza las acusaciones, pero en febrero admitió en la práctica que tiene tropas y sistemas de misiles en el este de Congo para salvaguardar su seguridad, al mencionar una acumulación de tropas congoleñas cerca de la frontera.
En la oficina del enviado del CICR en la sede de la ONU, Moreillon dijo a varios periodistas que el número de congoleños desplazados había subido de 5,6 millones a principios de 2022 a casi 7,4 millones ahora, lo que la convierte en “una de las crisis de desplazados más graves del planeta”.
Otro indicador en alza es el nivel de violencia sexual. En Goma, la ciudad más grande en el este de Congo, el número de incidentes de violencia sexual en la primera mitad de 2024 subió un 90% en comparación con 2023, de 7.500 incidentes el año pasado a unos 15.000 este año.
Moreillon puso como ejemplo el caso de una mujer atendida por el CICR que fue violada dos veces y explicó que las mujeres que iban en grupos a por leña “llevan condones con ellas para intentar convencer al violador de que los use cuando son violadas”. El objetivo no era sólo evitar embarazos o infecciones de transmisión sexual, sino también prevenir que sus esposos las expulsaran de casa si se enteraban de que habían sido violadas, señaló.
La violencia sexual puede ser no sólo un arma de guerra, dijo Moreillon, sino también el resultado de décadas de guerra en las que “cualquiera con un arma siente que puede hacer lo que quiera”, y el hecho de que haya impunidad por estos delitos “no ayuda”.
El CICR también ha registrado un aumento del reclutamiento de niños, que estiman ha subido en torno a un 80% en algunas zonas. “Esa podría ser solo la punta del iceberg”, dijo.
Un motivo crucial que los combates son tan intensos que los grupos armados necesitan nuevos reclutas para reemplazar a combatientes muertos, señaló, y los niños pueden ser convencidos u obligados.
Varios niños a los que entrevistó dijeron que se habían unido porque pensaban que conseguirían respeto, dijo. Cuando las familias no entregan a sus hijos a los grupos armados, se les requieren “impuestos” y entonces los entregan a los reclutadores.
Otro indicador es el número de civiles heridos que buscan tratamiento, dijo Moreillon.
El CICR presta apoyo a tres hospitales en el este de Congo, incluido uno en Goma en el que tuvo que incrementar el número de equipos de cirugía, de dos a tres, señaló.
El hospital de Goma atendió 1.050 casos el año pasado, mientras que sólo en febrero de este año atendió 350 casos, un tercio del total del año pasado en apenas un mes.
El jefe del CICR en República Democrática del Congo dijo que el cambio se debe a la entrada de armas más sofisticadas, junto con un incremento de los combates en entornos urbanos muy poblados.
El 45% de los heridos son civiles, señaló, y en torno al 40% de las heridas se deben a metralla, algo que no era el caso el año pasado, cuando la mayoría de las heridas se debían a balas o cuchillos.
En cuanto a las muertes, Moreillon dijo que era muy difícil conseguir cifras, pero que si el número de heridos “está aumentando de forma drástica”, es probable que ocurra lo mismo con los fallecidos.
Moreillon pidió a los donantes que ayudan a los congoleños necesitados y dijo que apenas se ha cubierto el 22% de su presupuesto para el país, 85 millones de francos suizos, o 95 millones de dólares.