La reciente decisión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de recortar los fondos internacionales destinados a la lucha contra el VIH ha puesto en grave riesgo la vida de millones de personas en África, donde el tratamiento y la prevención del VIH han dependido históricamente de la ayuda internacional. La medida ha provocado el cierre de clínicas y se espera un aumento significativo de contagios y muertes por sida en diversas naciones africanas.
Los recortes de Trump al programa PEPFAR
El presidente Donald Trump ha recortado de manera drástica los fondos para el Plan Presidencial de Emergencias para Alivio del Sida (PEPFAR, por sus siglas en inglés), una iniciativa lanzada en 2003 por el entonces presidente George W. Bush. En 2023, Estados Unidos destinó hasta 4.200 millones de dólares para este programa, que cubría a más de 20 millones de personas en todo el mundo, siendo África el continente más beneficiado.
A pesar de los avances en la lucha contra el VIH en las últimas décadas, África sigue siendo la región con el mayor número de casos (25,6 millones) y muertes (380.000 al año, según la OMS). En países como Tanzania, Zambia, Malaui, Kenia o Uganda, más del 60 % de la respuesta al sida dependía de los fondos estadounidenses. Esta abrupta reducción de ayuda ha sumido a estas naciones en una gran incertidumbre, según Anne Githuku-Shongwe, directora para África oriental de ONU Sida.
Impacto de los recortes en los centros de VIH
El impacto de los recortes es devastador. Salim Abdool Karim, director del Centro de Investigación sobre el Sida de Sudáfrica (Caprisa), ha calificado la decisión de “preocupante” y “lamentable”, afirmando que la forma en que Estados Unidos ha recortado los fondos ha sido “deliberadamente brutal”. Karim subraya que el gobierno estadounidense no solo ha recortado fondos de manera abrupta, sino que lo ha hecho sin permitir un proceso de negociación o cierre ordenado de los programas, dejando a miles de pacientes sin acceso a tratamientos esenciales.
Aunque el gobierno de Estados Unidos permitió, a finales de enero, algunas exenciones a este corte de fondos para programas de VIH, estas no se han implementado de manera efectiva. La directora de Médicos Sin Fronteras en Estados Unidos, Avril Benoît, advirtió que muchos pacientes ya han perdido el acceso a tratamientos vitales, y no está claro cuándo o si podrán seguir recibiendo atención médica.
Los países africanos más afectados por los recortes
Entre los países africanos más afectados por la falta de financiamiento se encuentran la República Democrática del Congo (RDC), Mozambique, Tanzania y Zambia. La RDC, en particular, depende casi por completo de los fondos de Estados Unidos, que financian el 89 % de los programas contra el VIH en el país. Según cifras de ONU Sida, millones de personas en Tanzania (1.4 millones), Mozambique (2.4 millones) y Zambia (1.3 millones) dependen de los antirretrovirales financiados por Estados Unidos.
En Costa de Marfil, 516 clínicas financiadas por PEPFAR brindaban atención al 85 % de la población seropositiva, pero ahora se han dejado de distribuir medicinas y realizar pruebas de diagnóstico, lo que deja a miles de personas sin acceso a atención.
Las consecuencias en programas para mujeres, niñas y población LGTBIQ
La crisis causada por la falta de fondos también afecta de manera significativa a programas dedicados a las mujeres, niñas y a la población LGTBIQ. En Zimbabue, el programa DREAMS, que tenía como objetivo reducir las infecciones por VIH en adolescentes y mujeres jóvenes, ha sido gravemente afectado por el recorte de fondos. Los servicios destinados a estos grupos vulnerables, que enfrentan un riesgo elevado de infección, se están viendo reducidos o eliminados.
A pesar de que algunos gobiernos africanos han prometido cubrir el vacío dejado por los fondos de Estados Unidos, la realidad es que muchos no cuentan con los recursos necesarios para asumir la carga. El gasto per cápita en salud en muchos de estos países es mucho más bajo de lo que se necesita para tratar a un paciente con VIH, lo que hace casi imposible que los gobiernos puedan cubrir la brecha sin la ayuda externa.
Sudáfrica: El país con más casos de VIH en África
Sudáfrica, que enfrenta la mayor carga de VIH en el continente, con aproximadamente 8,45 millones de personas viviendo con el virus y una tasa de prevalencia del 19,6 %, se encuentra en una situación particularmente difícil. Aunque el país es menos dependiente de los fondos de PEPFAR en comparación con otros, muchas de sus clínicas dedicadas a la prueba, tratamiento y profilaxis del VIH han cerrado debido a la falta de financiamiento.
Según los datos de USAID, sin la financiación adecuada, se estima que para 2028 haya entre 30.000 y 64.000 nuevas infecciones y entre 600 y 1.200 muertes adicionales en Sudáfrica. La falta de acceso a tratamiento puede desencadenar un aumento de la mortalidad entre los pacientes que no reciban su medicación, advierten expertos en salud pública.