Cientos de activistas ecologistas han iniciado de nuevo este sábado una marcha de protesta cerca de la fábrica de Tesla en Gruenheide, en los alrededores de Berlín.
Los organizadores anunciaron su intención de recorrer la distancia entre la estación de tren de Fangschleuse y la única fábrica europea de automóviles eléctricos del fabricante estadounidense Tesla, propiedad del multimillonario Elon Musk.
Durante la protesta, algunos manifestantes gritaron: «¡Abajo las acciones, arriba la protección del agua!». La Policía acudió al lugar con un gran contingente.
«Estamos sensibilizados», ha declarado un portavoz de la Policía sobre la manifestación. Según las autoridades, el acceso desde la autopista A10, en Freienbrink, estaba cerrado en ambos sentidos. La policía aconsejó a la gente que condujera con cuidado por la zona. La situación durante la noche y por la mañana fue tranquila, dijo el portavoz.
El viernes se produjeron enfrentamientos entre manifestantes y policías. Varios activistas intentaron entrar en las instalaciones de Tesla, pero la policía se lo impidió. Tesla produce coches eléctricos en Gruenheide desde 2022. La empresa siempre ha rechazado las acusaciones de contaminación ambiental.
Los activistas convocantes de protestas contra la fábrica de Tesla justificaron hoy sus actos por los peligros medioambientales que supone la factoría. Acusaron a Tesla, pero también criticaron a otros fabricantes de automóviles.
«A este sistema le da igual que sea Tesla, Volkswagen o Mercedes: las empresas automovilísticas y sus partidarios políticos son responsables de vender nuestros medios de vida», ha señalado Lucia Mende, portavoz de la organización «Disrupt Tesla», en una rueda de prensa previa a la marcha. «Debemos impedirlo y lo impediremos».
Una iniciativa ciudadana de Gruenheide acusó a Tesla y al Gobierno del estado federado de Brandeburgo de no prestar suficiente atención a los intereses de los habitantes de la región. «Siguen adelante con esto, no escuchan las sensibilidades de la población local», ha manifestado el portavoz de la iniciativa, Steffen Schorcht.
«Solo sirve a los intereses de Tesla», ha indicado, antes de mostrarse comprensivo con las protestas: «Si estás luchando y sigues dándote contra la pared y no sabes qué más hacer, a veces lo único que te queda es la desobediencia civil».
Por su parte, la alianza «Cierra el grifo a Tesla» ve peligros para la salubridad y las reservas de agua. «Los coches de lujo de Tesla contaminan y consumen la escasa agua potable que hay en todo el mundo», afirmó su portavoz, Karolina Drzewo, quien ha criticado el hecho de que se siga planeando la ampliación de la planta, incluida la deforestación, a pesar de que la mayoría de los ciudadanos votó en contra en una encuesta realizada en Gruenheide.
La alianza reclama el abandono del «transporte privado ineficiente y perjudicial para el clima».
Tesla produce coches eléctricos en Gruenheide desde 2022. La empresa siempre ha rechazado las acusaciones, alegando que el consumo de agua ha disminuido y está por debajo de la media del sector.