La Guardia Costera de China afirmó haber entrado por primera vez en aguas del océano Ártico como parte de un patrullaje conjunto con Rusia, en la más reciente señal de una mayor coordinación entre ambas guardias en una región en la que Beijing lleva tiempo deseando ampliar su huella.
La declaración ocurre un día después de que la Guardia Costera de EE.UU. afirmara haber avistado cuatro buques de la Guardia Fronteriza rusa y de la Guardia Costera china en el mar de Bering, el lugar “más septentrional” en el que, según dijo, había observado a los buques chinos.
La patrulla conjunta “amplió de forma efectiva el alcance de la navegación oceánica de los guardacostas” y puso a prueba su capacidad “para llevar a cabo misiones en aguas desconocidas”, afirmó el miércoles la Guardia Costera China (CCG) en un post en su cuenta oficial en redes sociales.
La CCG no dio a conocer la ubicación exacta de la patrulla. Una pancarta visible en una de las embarcaciones en las fotos que acompañan a la noticia decía “La Guardia Costera China dedica su corazón al partido; demostrando lealtad en el océano Ártico”, en referencia al Partido Comunista gobernante en China.
El Gobierno de Rusia no ha reconocido oficialmente la patrulla, que según la cadena estatal china CCTV tuvo lugar “hace unos días”. El medio estatal ruso TASS publicó un informe sobre la patrulla, citando la declaración del CCG.
La Guardia Costera de Estados Unidos (USCG, por sus siglas en inglés) dijo el lunes que el sábado avistó a los cuatro buques de la Guardia Fronteriza rusa y la Guardia Costera china “transitando en formación en dirección noreste” en el mar de Bering, a unas cinco millas dentro de la Zona Económica Exclusiva de Rusia.
El mar de Bering se extiende entre Rusia y Alaska y forma parte del océano Pacífico Norte. Conecta con el océano Ártico a través del estrecho de Bering, un estrecho paso que separa Asia de Norteamérica.
“Esta reciente actividad demuestra el creciente interés de nuestros competidores estratégicos por el Ártico”, declaró en el comunicado de la USCG la contralmirante Megan Dean, comandante del 17º Distrito de Guardacostas.
Estados Unidos expresó su preocupación por el creciente papel y coordinación de China con Rusia en la estratégica y medioambientalmente sensible región del Ártico, a medida que ambos países estrechan sus lazos económicos y de seguridad.
Las fuerzas estadounidenses y canadienses interceptaron en julio bombarderos rusos y chinos que volaban juntos cerca de Alaska por primera vez, mientras que sus dos armadas operaron juntas en aguas internacionales frente a la costa de Alaska en 2022 y 2023, según el Ejército de EE.UU.
El año pasado, el CCG y el Servicio Federal de Seguridad de Rusia, que gestiona su guardia costera, acordaron reforzar su “cooperación en la aplicación de la ley marítima” y China fue invitada a observar los simulacros de seguridad rusos “Patrulla Ártica-2023”.
Los analistas afirman que la nueva patrulla forma parte de una pauta de colaboración más amplia y está diseñada para enviar un mensaje a Washington, cuyas actividades marítimas en los mares del Sur y del Este de China llevan mucho tiempo irritando a Beijing.
“La importancia de que la Guardia Costera (china) opere más al norte de lo que lo ha hecho nunca implica que (China) está extendiendo su Guardia Costera a zonas que Estados Unidos ha considerado tradicionalmente de su propio dominio”, afirmó Carl Schuster, capitán retirado de la Marina estadounidense y ex director de operaciones del Centro Conjunto de Inteligencia del Mando del Pacífico de Estados Unidos.
“China, en particular, está señalando que la Guardia Costera estadounidense no es la única que puede operar dentro y cerca de las Zonas de Exclusión Económica de otros países desde sus propias aguas”, afirmó.
Ambiciones árticas
Beijing lleva años tratando de aumentar su presencia en el Ártico, declarándose un “Estado próximo al Ártico” y reforzando sus capacidades de rompehielos e investigación en la región, donde también ha invertido mucho en proyectos energéticos rusos.
Rusia, uno de los ocho Estados árticos, se ha mostrado históricamente reacia a acoger demasiado bien a China en una región clave para su propia seguridad y poder militar.
Pero los observadores afirman que la creciente dependencia de Moscú de China -su socio diplomático y económico más importante- a raíz de su guerra contra Ucrania puede estar cambiando ese cálculo.
En su primera actualización de su estrategia para el Ártico en cinco años, el Departamento de Defensa de Estados Unidos advirtió en julio de que la “creciente cooperación” entre Rusia y China en la región tiene el “potencial de alterar la estabilidad del Ártico y el panorama de amenazas”.
Las recientes actividades conjuntas, incluido el patrullaje de julio cerca de Alaska, plantean interrogantes sobre si el interés de Rusia por controlar el acceso al Ártico ruso está “cada vez más eclipsado por consideraciones económicas y políticas”, afirmó Sophie Arts, miembro del equipo de Geoestrategia del Norte de la German Marshall Fund of the US.
“Sin embargo, cuando se trata de la creciente voluntad rusa de atender a los intereses chinos, tenemos que tener en cuenta la ubicación en la que se están llevando a cabo estas actividades”, añadió, señalando cómo la ubicación estratégicamente periférica de las patrullas sugiere que “las preocupaciones rusas por controlar el acceso y mantener su bastión (de) defensa siguen siendo una prioridad”.
Andreas Østhagen, investigador principal del Instituto Fridtjof Nansen de Noruega, se mostró escéptico ante la posibilidad de que buques chinos hubieran operado en el océano Ártico propiamente dicho.
Afirmó que para operar al norte del estrecho de Bering normalmente se requiere capacidad para romper el hielo y señaló que la Guardia Costera estadounidense no informó de que los buques hubieran entrado en el estrecho de Bering, donde comienza el océano Ártico. CNN se puso en contacto con la USCG para recabar sus comentarios.
“Sigue vinculado a la región ártica más amplia, aunque no se trate del océano Ártico. Operar frente a la costa de Alaska o en el mar de Bering en general es parte de una tendencia en curso en la que China está afirmando su capacidad de estar presente en el Ártico, o cerca del Ártico”, dijo.
Intereses económicos
La Guardia Costera china forma parte de la Policía Armada Popular del país, que está bajo el mando de la Comisión Militar Central, y con frecuencia ha estado en primera línea de los esfuerzos de China por hacer valer sus reivindicaciones territoriales en aguas disputadas del mar de China Meridional.
Filipinas, por ejemplo, ha acusado repetidamente a la CCG de atacar a sus barcos pesqueros y de otro tipo con cañones de agua y otras tácticas, incluyendo lo que describió como un “brutal asalto” con armas blancas a las fuerzas filipinas en junio.
Además de proyectar fuerza, Beijing tiene un interés práctico en ampliar su cooperación con Rusia y su presencia en las aguas del extremo norte, donde su Guardia Costera podría proteger en el futuro sus intereses económicos, según los expertos.
En su política ártica de 2018, Beijing describió su visión de una “Ruta de la Seda Polar”, uniendo Asia con Europa mediante el desarrollo de rutas marítimas como la Ruta Marítima Septentrional a través del Ártico y hasta China. Se espera que esa ruta, ahora navegable en gran medida solo en verano y otoño, sea más viable comercialmente para el transporte marítimo mundial a medida que el cambio climático derrita el hielo marino.
El tránsito por la Ruta Marítima Septentrional durante la temporada de navegación de verano-otoño está a punto de alcanzar niveles récord de carga en tránsito al final de la temporada, según datos del Centro de Logística del Alto Norte, afiliado a la Universidad Nord de Noruega. Al 30 de septiembre, cerca del 95% del volumen de carga de la ruta se dirigía de Rusia a China, según un informe reciente.
La colaboración de los guardacostas “guarda relación con los intereses chinos en el transporte marítimo a lo largo de al menos partes de la Ruta Marítima Septentrional», según Østhagen. «El hecho de que hayan iniciado este tipo de operaciones es un paso más en la actual cooperación práctica entre ambos Estados en un contexto ártico o casi ártico».
Y si se tienen en cuenta otras operaciones conjuntas recientes, “se trata de ampliar tanto la huella china en esta parte del Ártico como las capacidades de China para operar tan al norte”, afirmó.