La empresa multinacional Bosch, cuyas oficinas centrales están en Stuttgart, Alemania, quiere suprimir más de de 5.500 puestos laborales hasta 2027, unos 3.800 de ellos en el sector de tecnología automotriz en Alemania, según una portavoz de la compañía.
Esas son las cifras planificadas, dijo la empresa. Las cifras exactas se decantarán como parte de las negociaciones con los representantes de los trabajadores, que deberían comenzar ahora. La reducción de puestos de trabajo se realizaría teniendo en lo posible en cuenta el aspecto social, añadió la compañía.
Según la empresa, los mayores recortes se producirán en el ámbito del software a finales de 2027: se eliminarán cerca de 3.500 puestos de trabajo en todo el mundo en la división Cross-Domain Computing Solutions para la conducción autónoma, la mitad de ellos en Alemania.
Bosch destacó la difícil situación de la industria automovilística y la gran necesidad de invertir en la transición motriz y en nuevas tecnologías, decisión que fue fue duramente criticada por IG Metall.
Además, la compañía dijo que hasta 2032 se eliminarían alrededor de 750 puestos de trabajo en la planta de motores eléctricos de Hildesheim (norte), 600 de ellos a finales de 2026. En la sede de la división de dirección en Schwäbisch Gmünd (sur) se perderían 1.300 puestos de trabajo adicionales, pero entre 2027 y 2030. El sindicato IG Metall confirmó que las plantas de Leonberg, Abstatt, Renningen, Schwieberdingen y Hildesheim se verían afectadas.
Bosch busca producción más rentable
Bosch apuesta por la reubicación en países donde la producción se pueda realizar de forma más rentable. El objetivo es “poder ofrecer sistemas de dirección a nivel internacional a precios competitivos”, explicó la empresa.
«La demanda de sistemas inteligentes de asistencia al conductor y soluciones para la conducción automatizada, así como de dispositivos de control para arquitecturas de vehículos centralizadas, no evoluciona como se esperaba», afirmó Bosch. «Actualmente, los fabricantes de automóviles están posponiendo o abandonando muchos proyectos en este ámbito empresarial».
Según IG Metall, la empresa está planeando nuevas «medidas de ahorro de costos». Por ejemplo, en varias zonas todos los contratos laborales de 40 o 38 horas se rebajarían a la semana de 35 horas. «La pérdida de salario de hasta el 15 por ciento afecta a unos 2.300 empleados en distintos lugares», explicó el sindicato.
«El anuncio de la empresa de que reducirá tanto el personal es una bofetada para los empleados», criticó Frank Sell, presidente del comité de representación del personal de la división de suministros para automóviles del grupo.