El Senado de Kenia (Cámara Alta del Parlamento) aprobó este jueves la destitución del vicepresidente del país, Rigathi Gachagua, un acto sin precedentes en la historia del país africano.
Tras dos días de juicio político, los senadores votaron a favor del ‘impeachment’ (como se conoce al proceso de destitución en inglés) contra el vicepresidente, quien no pudo defenderse en persona ante los parlamentarios porque lo ingresaron en un hospital de Nairobi por intensos dolores en el pecho.
¿Cómo fue la moción para la destitución del vicepresidente de Kenia?
La moción tenía que ser apoyada por al menos dos tercios (45) de los 67 miembros del Senado que dieran su respaldo a al menos uno de once cargos que pesaban sobre Gachagua.
Así, 45 senadores o más votaron a favor de cinco de los once cargos, que incluían corrupción, promoción de la discriminación étnica, insubordinación, intimidación y humillación hacia funcionarios públicos.
“En consecuencia, su excelencia Rigathi Gachagua cesa en la tenencia del cargo”, sentenció el presidente de la Cámara Alta, Amason Kingi.
Pero el vicepresidente también recibió el apoyo expreso de algunos senadores.
“Este divorcio que busca el presidente, lo conseguirá. Pero será doloroso, perjudicial, catastrófico, tendrá víctimas”, dijo el legislador John Methu en alusión al presidente keniano, William Ruto, cuya relación con Gachagua venía enrareciéndose desde hace meses.
El pasado día 8, la Asamblea Nacional (Cámara Baja) ya se manifestó a favor del proceso de destitución de Gachagua, de 59 años.
La destitución pone fin a su carrera política -es vicepresidente desde 2022 y, de 2017 a 2022, fue diputado de la Asamblea-, pues no podrá ocupar ningún otro cargo público en el futuro y, además, perderá todos los beneficios derivados de haber ocupado la vicepresidencia de Kenia.
Súbita hospitalización de Gachagua
La votación culminó una jornada dramática marcada por la súbita hospitalización del destituido vicepresidente, que se encuentra “estable”, según informaron los médicos, al agregar que permanecerá bajo observación entre 48 y 72 horas.
“Vino con dolores en el pecho y cuando llegas al hospital con eso, nuestra primera preocupación es si tiene algo que ver con el corazón y nuestro trabajo es asegurarnos de que no tengas la posibilidad de sufrir un ataque cardíaco”, declaró a los periodistas el cardiólogo jefe del Hospital de Karen, Dancan Gikonyo.
El contratiempo provocó la suspensión temporal de la sesión en la Cámara Alta, que reanudó el juicio político poco después de las 17:00 hora local (14:00 GMT).
La sesión, segunda de debate en el Senado tras la celebrada este miércoles, se retomó tras una petición del abogado de Gachagua, Paul Muite.
Muite pidió un aplazamiento del juicio político hasta el próximo martes, a fin de que el vicepresidente pudiera personarse y defenderse ante el Senado, pero el presidente de la Cámara Alta, Amason Kingi, apuntó a este sábado como fecha alternativa.
Sin embargo, los senadores rechazaron en una votación aplazar el proceso hasta el sábado y decidieron continuar este jueves, ante lo cual Muite y su equipo legal se retiraron en señal de protesta.
El procedimiento con luz verde
El procedimiento ya recibió la luz verde el pasado 8 de octubre con una amplia mayoría en la Asamblea Nacional (Cámara Baja), donde 281 de los 349 diputados votaron para que siguiera adelante, después de una maratoniana sesión en la que intervino el vicepresidente.
“En ausencia de una investigación activa por parte de cualquier agencia de investigación de Kenia, creo que no puede haber ninguna razón seria para creer que he cometido algún delito”, afirmó entonces Gachagua, al negar todas las acusaciones en su contra.
El debate en el Senado pudo empezar este miércoles después de que dos tribunales rechazaran recursos urgentes impuestos por el vicepresidente para parar el proceso.
Según medios locales, el vicepresidente Gachagua ha presentado hasta 26 demandas judiciales impugnando la legalidad y el proceso de su destitución.
Uno de los principales argumentos esgrimidos contra el ‘impeachment’ es la falta de una participación pública significativa.