Estos son los principales puntos del acuerdo que se han revelado hasta el momento:
Liberación de rehenes e intercambio de prisioneros
En primera instancia, el acuerdo exige que Hamás libere a 33 de los rehenes israelíes capturados por la milicia palestina en octubre de 2023, privilegiando la salida de mujeres, niños y personas mayores de 50 años.
El grupo palestino liberará a los rehenes en grupos de tres cada semana, con los restantes siendo dejados en libertad al final del periodo de seis semanas que compone la primera fase. Se privilegiarán los rehenes vivos para después entregar los cuerpos de aquellos que fallecieron en cautiverio.
A cambio, Israel se compromete a liberar a más de 1.200 presos palestinos recluidos en cárceles israelíes, algunos con condenas de por vida, de la siguiente forma: 30 detenidos por cada rehén civil liberado y 50 detenidos por cada mujer soldado liberada. La cifra de liberados podría alcanzar los 1.650, según Reuters.
El Estado de mayoría judía se compromete a liberar primero a los menores de 19 años y mujeres encarceladas desde octubre de 2023, aunque aún queda por ver entre ambos lados la lista de palestinos que serán puestos en libertad dentro de Gaza y quienes en el exterior.
Retiro gradual de las tropas israelíes en Gaza
Otro de los puntos esenciales para comprender la magnitud del acuerdo de cese al fuego está en el retiro paulatino de las fuerzas armadas israelíes de la Franja de Gaza, un punto sumamente discutido en el proceso de negociación y que había estancado las conversaciones entre las partes por semanas.
En la temporalidad que comprende la primera fase, Israel se compromete a retirar sus tropas gradualmente desde las zonas más pobladas del enclave palestino hacia el este, para posicionarse en un área de contención no más allá de 700 metros dentro de Gaza.
Según afirmó el presidente estadounidense, Joe Biden, el acuerdo también permitirá a los miles de palestinos desplazados de sus hogares regresar a sus comunidades, especialmente al norte de Gaza, en donde Naciones Unidas ha advertido que la hambruna está presente desde hace meses.
Sobre los disputados corredores fronterizos, otro punto de tensión en las negociaciones, el Estado israelí se ha comprometido a sacar a sus tropas del corredor de Netzarim – una franja que separa el enclave palestino y controla el movimiento dentro de este –, aunque lo hará de manera pausada y por fases.
En el corredor Filadelfia –intersección que separa a Gaza de Egipto–, Tel Aviv finalmente aceptó retirarse militarmente de allí, aunque a través de un complejo plan que iniciaría a finales de la primera fase del acuerdo. Los soldados israelíes deben salir del corredor antes del día 50 del acuerdo.
Entrada de ayuda humanitaria y desbloqueo del cruce de Rafah
El acuerdo también contempla el desbloqueo del cruce de Rafah y la apertura a la asistencia humanitaria, vital para la recuperación palestina tras más de un año y tres meses de embates israelíes.
Según el acuerdo, Israel permitirá la entrada de más de 600 camiones de ayuda humanitaria al día, 50 de ellos cargando combustible para alimentar hospitales, comedores, panaderías y demás infraestructura civil.
Sobre los enfermos y heridos dentro del enclave, el armisticio permite que los palestinos afectados físicamente por la ofensiva israelí puedan salir de Gaza en búsqueda de tratamiento por el cruce de Rafah, que será reabierto siete días después de que el acuerdo entre en vigor.
¿Qué sigue?
Después de la primera fase del acuerdo, el futuro de Gaza aún no está definido. En el anuncio del cese al fuego, las partes mediadoras reconocieron que el progreso de la segunda y tercera fase del acuerdo seguirán en negociaciones, aunque Estados Unidos y Qatar aseguran que el cese de hostilidades será duradero aunque se dificulten las conversaciones.
En la segunda fase, Hamás tendría que liberar a todos los rehenes restantes, mientras que Israel emprendería el retiro total de sus fuerzas armadas del enclave palestino. Aunque la materialización de esta fase podría complicarse debido a las posiciones de algunos miembros de la ultraderecha israelí dentro del gabinete de Benjamin Netanyahu.
La tercera fase estaría dedicada a la reconstrucción de Gaza, en un proceso de cinco años en los cuales recibiría apoyo internacional. Sobre su administración, aún no se ha delimitado quién tomará el control político del enclave.