76 años de un histórico y doloroso acontecimiento, al que los palestinos se refieren como la Nakba, que en árabe significa catástrofe.
Unos 700.000 palestinos huyeron o fueron expulsados de sus hogares antes y durante la guerra árabe-israelí de 1948, que siguió al establecimiento de Israel.
Después de ese conflicto, Israel se negó a permitirles regresar, ya que habría resultado en una mayoría palestina dentro de sus fronteras. En cambio, se convirtieron en una comunidad de refugiados aparentemente permanente que ahora cuenta con unos 6 millones. La mayoría vive en campos de refugiados urbanos similares a barrios marginales en el Líbano, Siria, Jordania y la Cisjordania ocupada por Israel.
En Gaza, los refugiados y sus descendientes representan alrededor de las tres cuartas partes de la población.
El rechazo de Israel a lo que los palestinos sostienen que es su derecho al retorno ha sido un agravio central en el conflicto israelí-palestino de larga data y fue uno de los temas más espinosos en las conversaciones de paz que colapsaron por última vez hace 15 años. En medio de este contexto, los campos de refugiados siempre han sido los principales bastiones de los grupos militantes palestinos.
Ahora, muchos palestinos temen que se repita su dolorosa historia en una escalada aún más catastrófica.
En los últimos días, en toda Gaza, los palestinos han estado cargando automóviles y carros tirados por burros o partiendo a pie hacia campamentos de tiendas ya superpoblados, mientras Israel expande su ofensiva por el enclave. Las imágenes de varias rondas de “evacuaciones” masivas-calificadas por la ONU como desplazamiento forzado- a lo largo de los más de siete meses de la guerra en curso son sorprendentemente similares a las fotografías en blanco y negro que se conocen de 1948.
“Mi esperanza en 1948 era regresar, pero mi esperanza hoy es sobrevivir”
Mustafa al-Gazzar, que ahora tiene 81 años, todavía recuerda la huida de meses de su familia desde su aldea, en lo que ahora es el centro de Israel, a la ciudad sureña de Rafah, cuando él tenía cinco años. En un momento fueron bombardeados desde el aire, en otro, excavaron agujeros debajo de un árbol para dormir y calentarse.
Al-Gazzar, ahora bisabuelo, se vio obligado a huir nuevamente durante el pasado fin de semana, esta vez a una tienda de campaña en Muwasi, una zona costera árida donde unos 450.000 palestinos viven en un campamento miserable. Afirma que las condiciones son peores que en 1948, cuando la Agencia de la ONU para los Refugiados palestinos (UNRWA) pudo proporcionar regularmente alimentos y otros artículos de primera necesidad.
“Mi esperanza en 1948 era regresar, pero mi esperanza hoy es sobrevivir (…) Vivo con mucho miedo”, señaló al-Gazzar, rompiendo a llorar. «No puedo mantener a mis hijos y nietos», agregó.
Las hostilidades en curso en el territorio gazatí, que fue desencadenada por el ataque de Hamás del pasado 7 de octubre contra Israel, deja más de 35.000 palestinos muertos, reporta el Ministerio de Salud local, lo que la convierte, con diferencia, en la ronda de combates más mortífera en la historia del conflicto. El ataque inicial del grupo islamista mató a alrededor de 1.200 personas, entre israelíes y extranjeros.
Genocidio en Gaza, el ataque que deja más desplazados que la guerra de 1948
El genocidio ha obligado a unos 1,7 millones de palestinos-alrededor de las tres cuartas partes de la población del territorio- a huir de sus hogares, a menudo en varias ocasiones. Esa cifra es mucho más del doble de los que fueron forzados a salir de sus hogares antes y durante la guerra de 1948.
Israel ha sellado su frontera. Egipto solo ha permitido la salida de un pequeño número de palestinos, en parte porque teme que una afluencia masiva de palestinos pueda generar otra crisis de refugiados a largo plazo.
La comunidad internacional se opone firmemente a cualquier expulsión masiva de los habitantes de Gaza, una idea adoptada por miembros de extrema derecha del Gobierno israelí, que se refieren a ella como “emigración voluntaria”.
Israel ha pedido durante mucho tiempo que los refugiados de 1948 sean recibidos por otros países, al señalar que los pedidos de su regreso no son realistas y pondrían en peligro su existencia como Estado de mayoría judía.
Incluso si los palestinos no son expulsados en masa de Gaza, muchos temen que nunca puedan regresar a sus hogares o que la destrucción causada en el territorio hará imposible vivir allí. Una estimación reciente de la ONU indicó que se necesitaría hasta 2040 para reconstruir las casas destruidas durante la ofensiva actual.
Las milicias judías en la guerra de 1948 con los Ejércitos de las naciones árabes vecinas estaban equipadas principalmente con armas más ligeras como rifles, ametralladoras y morteros. Cientos de aldeas palestinas despobladas fueron demolidas después de la guerra, mientras los israelíes se mudaban a hogares palestinos en Jerusalén, Jaffa y otras ciudades.
Aunque Gaza ha atravesado por numerosas ofensivas israelíes, desde el pasado octubre Israel ha desatado una de las campañas militares más mortíferas y destructivas de la historia reciente, lanzando en ocasiones bombas de 900 kilogramos sobre zonas residenciales densamente pobladas. Barrios enteros han quedado reducidos a terrenos baldíos de escombros y carreteras arrasadas, muchas de ellas plagadas de bombas sin detonar.