Para Johan, un ciudadano venezolano que llegó a nuestro país juntos a otros migrantes en junio pasado, la Ciudad de México dejó de ser una alternativa para vivir, aunque sea de forma temporal, debido a los bajos salarios.
El hombre de 30 años trabaja en un depósito de cervezas en la colonia Centro. Su horario laboral es de las nueve de la mañana a las 10 de la noche y su sueldo es de 300 pesos al día, monto que, afirma, no es suficiente para solventar sus gastos.
Originalmente la capital mexicana sólo sería un lugar de tránsito para Johan; sin embargo, decidió asentarse y buscar trabajo en lo que espera su cita para pedir asilo en Estados Unidos, a través de la aplicación CBP One para migrantes.
A la incertidumbre laboral, se suma la llegada de Donald Trump a la presidencia de EU, pues prometió detener el flujo migratorio, realizar deportaciones masivas y eliminar el CBP One.
“Soy venezolano de Caracas, mis expectativas en la Ciudad de México sólo eran de paso, nuestra meta era llegar a Estados Unidos y ahora se volvió un poco complicado con el triunfo de Donald Trump.
“Se escuchan muchas cosas de que van a sacar a muchos migrantes y de que no dejarán que entren al país, por lo que se ve truncado nuestro sueño de irnos para allá”, contó a El Sol de México.
Johan esperará hasta enero para ver si puede cruzar legalmente a Estados Unidos o de lo contrario migrará a Chile, donde considera que hay mejores oportunidades y condiciones laborales que en la Ciudad de México.
“Si en enero no hay un buen resultado tengo que viajar a otro país o retornarme a Venezuela. Me gustaría irme a Chile porque también es bueno el pago y tiene buenos empleos”, afirmó.
Esta situación se repite para otros migrantes originarios de Cuba y Haití que trabajan en el Mercado de San Juan y en comercios del primer cuadro de la ciudad.
Algunos de ellos señalaron que buscarán viajar a otros países para tener mejores ingresos, pues a pesar de contar con un trabajo en la capital no les alcanza para vivir, mantener a su familia y juntar dinero para enviarlo a sus seres queridos.
Desde las siete de la mañana inician su jornada, algunos son vendedores y despachadores, mientras que otros trabajan en las bodegas de los locales como cargadores.
“Estoy contento de que haya ganado Trump, pues de cierta manera él ha levantado la economía del país, pero lo que dice de los migrantes, pienso que debería deportar a los que hacer las cosas mal y los que están haciendo las cosas bien los deberían dejar”, expresó Cristian, de origen cubano.
El hombre de 35 años dijo sentirse agradecido con la hospitalidad de la Ciudad de México, pero considera que no es una opción para que ellos puedan mejorar sus ingresos económicos y su calidad vida.
“México no es malo, no me va mal, pero no me gusta México, es un país muy corrupto, muy violento y no me gusta, yo busco irme a Estados Unidos y si no, pues buscar otras opciones esto para mí era la alternativa para poder superarme”, expresó.
Cristian lleva 11 meses en la capital trabajando en diversos locales y comercios del Centro, igual que Johan está esperando obtener su cita para obtener asilo en EU.
“Nos deberían de dar una oportunidad para pasar a Estados Unidos porque no estamos haciendo nada malo, estamos buscando un futuro mejor porque estamos oprimidos en nuestros países, somos personas que estamos luchando por el bien y queremos un mundo capitalista y no un comunismo, porque es lo peor que podemos tener”, señaló.
Otro caso es el de Jon de origen haitiano, quien trabaja en una de las pollerías que se encuentran afuera del mercado. Aunque apenas lleva cinco meses en la ciudad, tiene pensado viajar a Francia donde podría obtener un mejor trabajo.
“He viajado y estado en aproximadamente ocho países, pensaba estar aquí solo de paso y había pensado en cruzar a Estados Unidos, pero la verdad me he sentido bien aquí y ya no sé si sea la mejor opción migrar a EU, lo más probable es que me vaya a Francia donde tengo algunos conocidos que me pueden ayudar a conseguir empleo”, contó.
La Ciudad de México se convirtió en los últimos tres años en un lugar donde miles de migrantes intentaron asentarse temporalmente solicitando tarjetas de visitante por razones humanitarias ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
Entre 2021 y 2023, el número de extranjeros que obtuvo un permiso de residencia por esas razones pasó de 4 mil 430 a 20 mil 582, principalmente por la migración masiva de haitianos, informó a este diario el Instituto Nacional de Migración (INM), vía transparencia.