Los migrantes que intentan realizar el trámite de asilo ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) han denunciado la venta ilegal de espacios en las filas de espera, llegando a cobrar hasta mil 600 pesos por un lugar en la fila. Estos cobros son perpetrados, en muchos casos, por grupos organizados presuntamente formados por otros migrantes. A pesar de las denuncias, la falta de control y vigilancia por parte de las autoridades mantiene la situación de caos e injusticia en el proceso de solicitud de asilo.
Venta de espacios en la fila: Una práctica ilegal que afecta a los migrantes
Los migrantes que buscan obtener refugio en México a través de la COMAR enfrentan una situación de desigualdad en la que aquellos que no tienen recursos económicos quedan relegados al final de la fila, mientras que quienes pueden pagar por un lugar son atendidos antes. En entrevistas realizadas a personas que prefirieron mantener su anonimato por razones de seguridad, se ha revelado que muchos deben llegar desde la tarde anterior para asegurar un espacio en la fila, solo para ver cómo grupos organizados les adelantan mediante un pago.
«Uno hace fila desde la tarde, pero hay personas que pagan y los pasan adelante. Uno que no paga, lo van mandando más atrás hasta quedar al final», comentó uno de los migrantes afectados, visiblemente frustrado por esta situación.
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Migrantes hacen fila en una estación migratoria este lunes, en Tapachula (México). EFE/ Juan Manuel Blanco
El costo del lugar: Una carga económica adicional
El cobro ilegal por los espacios en las filas de COMAR tiene un precio que varía, pero que en promedio alcanza los 500 lempiras por persona, lo que equivale a aproximadamente 350 pesos mexicanos. Los migrantes denuncian que, debido a esta situación, se les hace más difícil avanzar en sus trámites, ya que quienes no tienen dinero para pagar por un lugar en la fila se ven forzados a esperar por más tiempo o incluso quedar completamente desatendidos.
El desorden en las filas ha afectado gravemente a quienes intentan obtener refugio en el país, especialmente a los más vulnerables. “Si intentamos denunciar, nos pueden hacer daño. No sabemos si las personas que controlan la fila son peligrosas. Si le avisamos a la policía y no hacen nada, nos pueden quitar la vida”, expresó otro migrante que se mostró temeroso por las posibles represalias.
Violencia y amenazas contra quienes protestan
Los testimonios de los migrantes reflejan una situación de descontrol y violencia en el proceso. En uno de los casos, un migrante sudamericano que se atrevió a protestar por los cobros ilegales fue golpeado y amenazado por las personas que controlan la fila. Este tipo de abusos no solo afecta el proceso de asilo, sino que también pone en riesgo la integridad física de los migrantes, quienes se sienten atrapados entre el abuso y la falta de intervención por parte de las autoridades.
Migrantes hacen fila en una estación migratoria este lunes, en Tapachula (México). EFE/ Juan Manuel Blanco
La ausencia de seguridad durante la noche también es un factor que contribuye a la violencia. Los migrantes, que en muchos casos pasan días o incluso semanas en espera de ser atendidos, deben dormir a la intemperie, sin ningún tipo de protección. “No hay policías, no hay seguridad, solo la mano de Dios”, lamentó uno de los migrantes que lleva más de 15 días en México esperando poder avanzar con su trámite.
El llamado a las autoridades: Urge una intervención en COMAR
Ante esta crisis, los migrantes afectados piden que las autoridades mexicanas intervengan para garantizar que el proceso de solicitud de refugio sea justo y ordenado. «Que pongan a alguien a coordinar la fila, que nos dejen pasar conforme llegamos y no por cuánto pagamos», expresó uno de los migrantes en una clara petición de justicia.