Julia Paredes creía que mudarse a Estados Unidos era algo que debía hacer ahora o nunca. México iba a requerir visas a los viajeros peruanos en cuestión de días. Si no se movía deprisa, tendría que hacer un viaje mucho más peligroso y clandestino por tierra para instalarse con su hermana en Dallas.
México empezó a requerir visas a los peruanos el lunes en respuesta a un gran aluvión de migrantes del país suramericano, tras tomar medidas idénticas para venezolanos, ecuatorianos y brasileños. En la práctica, esa medida eliminó la opción de viajar en avión a una ciudad mexicana cerca de la frontera estadounidense, como hizo Paredes, de 45 años, justo antes de que fuera demasiado tarde.
“Salí como fuera una emergencia”, dijo Paredes, que trabajaba sirviendo comidas a mineros en Arequipa, Perú, y pidió dinero prestado para volar a Tijuana, en México, enfrente de San Diego. El mes pasado, contrabandistas la guiaron por un remoto hueco en el muro fronterizo hasta un terreno baldío en California, donde ella y en torno a un centenar de migrantes llegados de todo el mundo trataron de calentarse en hogueras tras una llovizna matinal y esperaron a que los sobrepasados agentes de la Patrulla Fronteriza les llevaran por carretera a un centro para procesarles.
En declaraciones esta semana a periodistas antes de una reunión en Guatemala de altos diplomáticos de unos 20 países del hemisferio occidental, funcionarios estadounidenses de alto nivel elogiaron las restricciones mexicanas a los viajes en avión desde Perú y describieron el requisito de visa como una herramienta importante para combatir de forma conjunta la migración ilegal.
Para los críticos, cortar la ruta aérea sólo fomenta opciones más peligrosas. Las entradas ilegales de venezolanos se desplomaron después de que México impusiera requisitos de visa en enero de 2022, pero el receso fue breve. Los venezolanos supusieron el año pasado casi dos tercios del récord de 520.000 migrantes que recorrieron a pie la selva del Darién, que cubre partes de Panamá y Colombia.
Más de 25.000 ciudadanos chinos atravesaron el Darién el año pasado. Normalmente viajan en avión a Ecuador, un país conocido por sus escasas restricciones de viaje, y cruzan de manera ilegal la frontera estadounidense en San Diego para pedir asilo. Con una acumulación de 3 millones de casos migratorios atrasados, tramitar esas solicitudes toma años, en los que la gente puede obtener permisos de trabajo y echar raíces.
Jeremy MacGilliveay, número dos de la delegación en México de la Organización Internacional para la Migraciones de Naciones Unidas, predijo que la migración peruana descendería “al menos al principio” y remontaría conforme la gente optara por cruzar a pie el Tapón del Darién hacia Centroamérica y México.
México dijo el mes pasado que requeriría visas a los peruanos por primera vez desde 2012 en respuesta a un “incremento considerable” en la migración ilegal. La migración peruana de gran escala hacia México comenzó en 2022. Entre enero y marzo de este año, las autoridades mexicanas han dado el alto a peruanos en una media de 2.160 ocasiones al mes, en comparación con la media mensual de 544 ocasiones en todo 2023.
Los peruanos también empezaron a llegar a la frontera estadounidense en 2022. La Patrulla de Fronteras de Estados Unidos detuvo a personas peruanas una media de 5.300 veces al mes el año pasado, antes de que la cifra cayera a una media mensual de 3.400 entre enero y marzo, cuando se produjo una amplia campaña contra la migración en México.