Un total de 88 mexicanos permanecen desplazados en territorio guatemalteco debido a la falta de condiciones de seguridad en la región de la Sierra Fronteriza de Chiapas, donde grupos del crimen organizado se disputan el control del territorio.
El Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) informó que, de estas 88 personas refugiadas, 49 son niñas, niños y adolescentes.
Además, 83 de los desplazados solicitaron la renovación de su estatus de permanencia humanitaria por un periodo de hasta 30 días, mientras que en las últimas horas llegaron cinco personas más, también huyendo de la violencia, quienes realizaron este trámite por primera vez.
El 22 de julio, cerca de 200 familias originarias de Amatenango de la Frontera pidieron apoyo a comunidades cercanas a la frontera, específicamente en el municipio de Cuilco, en el Departamento de Huehuetenango, ante el incremento de la criminalidad en la zona limítrofe entre México y Guatemala, una situación que se prolongó durante varios días.
La institución guatemalteca explicó que el número de solicitudes de refugio es bajo, ya que estas personas entran dentro del marco de protección internacional.
Esto significa que, “automáticamente, las personas adquieren un estatus regular en el país” y, por lo tanto, no pueden regresar a su país de origen porque huyen de él, ni establecer contacto con sus familiares.
“Por eso, muchas personas han manifestado no estar interesadas en la solicitud de refugio; únicamente se les ha prorrogado su estatus de permanencia por razones humanitarias”, precisó un trabajador del instituto.
Las personas desplazadas que solicitaron refugio se encuentran viviendo en comunidades como Monterrico, La Frontera y Nueva Reforma, mientras que otros se han asentado en casas solidarias en la periferia de Cuilco, Guatemala.