Cerca de 200 familias se reunieron el sábado a lo largo de un tramo de la frontera entre Estados Unidos y México en encuentros breves pero conmovedores con seres queridos a quienes no habían visto durante años porque viven al otro lado de la frontera.
Las lágrimas fluyeron y las personas se abrazaron mientras a las familias mexicanas se les permitía reunirse por unos minutos en la frontera con familiares que emigraron a Estados Unidos. Adultos y niños cruzaron el Río Bravo para encontrarse con sus seres queridos.
Este año, el evento anual organizado por un grupo que aboga por los derechos de los inmigrantes tuvo lugar tres días antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, cuyas campañas de varios meses se han enfocado marcadamente en la inmigración y la seguridad fronteriza. El encuentro también se llevó a cabo con mayores medidas de seguridad, según la Red de Defensa de los Derechos de los Migrantes.
“No había alambre de púas, no habían tantos soldados desplegados en nuestra comunidad”, dijo Fernando García, director de la organización, destacando los cambios en la seguridad fronteriza que se han visto desde que comenzaron las reuniones la década pasada. “El alambre de púas tuvo que ser abierto para que las familias pudieran llevar a cabo este evento”.
García dijo que espera que la migración hacia Estados Unidos continúe independientemente de quién gane las elecciones del martes. Agregó que las reuniones familiares también continuarán.
“La política de deportación, la política fronteriza, la política migratoria, está separando a las familias de una manera extraordinaria y las está impactando profundamente”, dijo a los periodistas antes del evento.