Trump congela financiamiento de EE.UU. para Perú en lucha antidrogas
El gobierno de Donald Trump ha detenido el financiamiento destinado a Perú para combatir las drogas. Esta decisión responde a un decreto presidencial que ordena una pausa de 90 días en la ayuda exterior para su posterior reevaluación. El ministro de Relaciones Exteriores de Perú, Elmer Schialer, confirmó la suspensión de los fondos.
Según un comunicado del Departamento de Estado de EE. UU., Trump dejó claro que el país no continuará distribuyendo dinero sin obtener un beneficio claro para el pueblo estadounidense. A partir de ahora, cada programa financiado por Estados Unidos debe ser justificado con base en sus intereses nacionales.
Marco Rubio, secretario de Estado, explicó que cada dólar invertido, cada programa financiado y cada política aplicada debe responder a tres preguntas fundamentales: ¿Hace a Estados Unidos más seguro? ¿Hace a Estados Unidos más fuerte? ¿Hace a Estados Unidos más próspero? Así lo enfatizó el comunicado oficial.
El ministro Schialer comentó en una entrevista para Exitosa que Perú había acordado recibir 630 millones de dólares de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) hasta el año 2030. Sin embargo, con la reciente medida de Trump, este apoyo ha quedado suspendido mientras se evalúa su continuidad. Schialer detalló que la orden de detener el financiamiento por 90 días afecta ya los fondos que recibe USAID.
A pesar de la suspensión, Schialer se mostró confiado en que la ayuda de Estados Unidos para temas de seguridad nacional no se verá afectada, ya que, según él, estos temas son considerados estratégicos para Estados Unidos. En cambio, sectores como la salud, educación y medio ambiente podrían enfrentar recortes debido a la reevaluación.
En 1981, Perú y Estados Unidos firmaron un acuerdo bilateral histórico para enfrentar conjuntamente el narcotráfico y la producción de cultivos ilícitos, principalmente la hoja de coca. Este convenio, que se dio durante los mandatos de Fernando Belaúnde Terry y Ronald Reagan, fue el inicio de una cooperación más amplia para abordar un problema con repercusiones globales. El acuerdo se centró en la erradicación de cultivos ilegales, la lucha contra el tráfico de drogas y el desarrollo de alternativas económicas para las comunidades afectadas.