Las autoridades de Río Grande do Sul, el estado del sur de Brasil afectado por las lluvias de la última semana que han dejado al menos 86 muertos, tuvieron que trasladar a otros presidios a 1.057 presos que estaban en un presidio que se inundó, informaron este lunes fuentes oficiales.
La mayoría de los presos que estaba en la Penitenciaría Regional de la ciudad de Jacuí fue trasladada a la Penitenciaría de Alta Seguridad de la vecina ciudad de Charqueadas luego de que las aguas inundaran el primer piso del centro carcelario, según la gobernación de Río Grande do Sul, estado fronterizo con Argentina y Uruguay.
Otra parte de los presos fue conducido a celdas ubicadas en la segunda planta de la penitenciaría.
Los internos de ambas ciudades que cumplen pena en régimen semiabierto, es decir los que pueden salir de día para trabajar pero tienen que dormir en la cárcel, fueron autorizados a permanecer en sus residencias, pero portando tobilleras electrónicas, por lo menos por los próximos 20 días.
«Hasta que el nivel del agua vuelva a la normalidad, llevaremos a esos presos al presidio en el que estaban», afirmó el superintendente de la Secretaría de Servicios Penitenciarios de Río Grande do Sul, Mateus Schwartz.
El funcionario dijo que tres de las siete unidades carcelarias de Charquedas, que tienen una capacidad sumada para seis mil internos, también fueron afectadas por las inundaciones, lo que obligó a reubicar provisionalmente a parte de los presos.
Los presidios de Jacuí y Charqueadas se inundaron como consecuencia de la crecida del río Jacuí.
«Pero todos, presos y guardias, están bien y cuentan con agua, luz y comida dentro de la normalidad», agregó al destacar que en otros municipios de Río Grande do Sul, principalmente en Porto Alegre, la capital regional, gran parte de la población está sin suministro eléctrico ni de agua potable.
Las inundaciones causadas por las fuertes lluvias de los últimos días en el sur de Brasil han causado al menos 86 muertos y dejado 134 desaparecidos, según el balance más reciente.
Las precipitaciones, que comenzaron a menguar tras una semana sin tregua, han afectado a más de 1,1 millones de habitantes en 385 de los 496 municipios de Río Grande do Sul, que sufren con la falta de alimentos, medicinas y de servicios básicos como luz y agua.