En un país devastado por una crisis sin precedentes, Edmundo González Urrutia se alzó de repente como la última carta de esperanza y bandera de cambio para millones de venezolanos.
Tras años de dificultades económicas, éxodo masivo y un aislamiento internacional, Venezuela se encuentra en una encrucijada histórica, enfrentando unas elecciones cruciales que podrían marcar el inicio de un nuevo capítulo. González Urrutia representa para muchos la promesa de un futuro diferente, una visión que busca reconectar a Venezuela con la comunidad internacional y reconstruir un país próspero y decente.
Nacido el 29 de agosto de 1949 en La Victoria, estado Aragua, una localidad en auge durante la época dorada de Venezuela, Edmundo González Urrutia creció en un entorno donde la familia y los valores tradicionales eran primordiales. Situada a tan solo cincuenta minutos de Caracas, su comunidad fomentó en él un fuerte sentido de pertenencia y orgullo por sus raíces.
Está casado desde 1973 con Mercedes López, quien ejerce como odontóloga. Tiene dos hijas: María González López y Carolina y cuatro nietos.
Se destacó desde joven por su insaciable curiosidad y deseo de conocimiento, lo que lo llevó a la Universidad Central de Venezuela (UCV). Allí, se graduó en 1970 con un título en Estudios Internacionales, cimentando la base de su extensa carrera diplomática. Posteriormente, amplió sus estudios obteniendo una maestría en Relaciones Internacionales en la American University de Washington, DC.
Trayectoria diplomática
Su carrera en el servicio exterior comenzó bajo el primer mandato del presidente venezolano Rafael Caldera (1969-1974). Rápidamente ascendió a posiciones de alta responsabilidad y se desempeñó como director general de Política Internacional y luego como embajador en Argelia y Argentina, países en los que su habilidad como negociador fue ampliamente reconocida.
Durante su estancia en Argelia (1991-1993), trabajó para fortalecer las relaciones bilaterales entre ambos países. Su misión en Argentina (1994-2002) coincidió con tiempos turbulentos en la política venezolana, incluyendo el ascenso de Hugo Chávez al poder. Pese a las ideas contrarias del ex líder chavista, Edmundo mantuvo una postura neutral, escribiendo un artículo en apoyo al presidente interino argentino Eduardo Duhalde, destacando su rechazo a la intentona de golpe de estado frustrada en Venezuela el 11 de abril de 2002.
Tras tres décadas de servicio diplomático, González Urrutia se retiró en 2005. Su siguiente paso fue dedicarse a la docencia, aceptando el puesto de profesor invitado en la Universidad Metropolitana (Unimet). Además, continuó su labor en el ámbito de la comunicación al integrarse al Consejo Editorial del diario El Nacional.
En 2010, formó parte de la Mesa de la Unidad Democrática, como coordinador de Enlace Internacional, contribuyendo a fortalecer la cohesión y estrategia de la oposición venezolana.
Conocido por su tono pausado y sus discursos cuidadosamente preparados, Edmundo ha sido una figura destacada en la política venezolana por su independencia y su habilidad para mantener el diálogo con todos los sectores, incluidos los representantes del chavismo. Esta capacidad de mantener una postura objetiva y equilibrada le ha ganado el respeto de diversos actores políticos.
Su candidatura presidencial
La candidatura presidencial de Edmundo González Urrutia surgió en un contexto de crisis e incertidumbre para la oposición venezolana. Inicialmente, María Corina Machado era la favorita para enfrentarse a Nicolás Maduro, arrasando en las elecciones primarias de la oposición, celebradas en octubre del año pasado, con más del 90% de los votos. Sin embargo, su inhabilitación política por parte del Tribunal Supremo de Justicia, controlado por la cúpula chavista, truncó sus aspiraciones, dejando a la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) en busca de un nuevo abanderado.
El 26 de enero, la Corte Suprema ratificó la inhabilitación de Machado, eliminando cualquier posibilidad de negociación política que le permitiera competir en las elecciones. La líder opositora continuó en campaña, insistiendo en que llegaría “hasta el final” y que derrotaría a Maduro. Sin embargo, la realidad legal era insuperable y en marzo, anunció en una rueda de prensa que apoyaría a Corina Yoris, una académica de 80 años, como su sustituta en la papeleta electoral. Pero al inicio del período de postulaciones ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), el nombre de Yoris fue bloqueado en el sistema, dejando a la coalición en un estado de incertidumbre.
Con el tiempo corriendo en contra, la coalición opositora se encontraba en una situación de emergencia. Fue en los minutos finales del período de postulación cuando surgió el nombre de Edmundo González Urrutia como candidato provisional. La estrategia consistía en inscribir a Edmundo, quien ya era el apoderado de la coalición y tenía la firma habilitada ante las autoridades electorales, para luego intentar sustituirlo antes de las elecciones.
El 20 de abril, después de extensas jornadas de reuniones y negociaciones, la oposición anunció oficialmente que Edmundo González Urrutia sería su candidato presidencial definitivo. Este consenso se logró con el apoyo incondicional de María Corina Machado, quien respaldó públicamente a González Urrutia como su sucesor, y de Manuel Rosales, gobernador del estado petrolero de Zulia, quien también declinó su candidatura a favor de Edmundo.
“Fue una decisión que no esperaba”, confesó Edmundo en un video compartido el 24 de abril en sus redes sociales.
Campaña electoral
Desde su designación como candidato unitario, Edmundo González Urrutia ha demostrado ser un político inusual para los venezolanos acostumbrados a discursos incendiarios y polarizadores. Su campaña se ha caracterizado por un uso estratégico de las redes sociales y un número limitado de actos públicos. En tres meses, pasó de tener 7.500 seguidores en la red social X a más de 153.000. Este crecimiento también atrajo la atención del chavismo, que intentó desacreditarlo mediante cuentas falsas y rumores sobre una supuesta enfermedad grave.
Durante un acto de campaña en el estado Zulia, fronterizo con Colombia, Edmundo González Urrutia ofreció a la líder antichavista María Corina Machado el cargo que ella deseara en caso de ganar las elecciones. “Quiero decirles que la posición que ella desee será ocupada (por ella) en el próximo gobierno”, dijo.
Esta declaración respondió a la recurrente pregunta sobre el rol que Machado tendría en su gobierno, recordando que ella fue la candidata original de la PUD pero no pudo inscribirse debido a su inhabilitación política.
El mensaje central de su campaña se ha caracterizado en la promesa de mejorar los deficientes servicios básicos, como la luz y el agua, así como en la educación y la sanidad. Sin embargo, el énfasis principal ha estado en la reinstitucionalización del Estado y la reconciliación entre los venezolanos.
“Acepto el inmenso honor y la responsabilidad de ser el candidato de todos los que quieren un cambio por la vía electoral”, proclamó Edmundo. De resultar ganador en las elecciones de este domingo, asumirá la presidencia en enero de 2025, según lo establece la Constitución venezolana.
Su primera acción, según ha declarado en varias entrevistas, será la liberación de los presos políticos. “Esta es mi contribución a la causa democrática… Yo hago esto con desprendimiento, como una contribución a la unidad”, afirmó.
Plan de gobierno
Su plan de gobierno, basado en los documentos “Venezuela, tierra de gracia” de María Corina Machado y el “Plan País”, busca trazar un nuevo rumbo para Venezuela, centrado en la libertad, la democracia y la prosperidad.
En el ámbito de la seguridad, González y la oposición han sido claros en su postura de que no permitirán la politización de las fuerzas armadas. Su administración planea asegurar que las fuerzas de seguridad operen de manera imparcial y profesional, enfocadas en proteger a todos los ciudadanos sin sesgos políticos.
Respecto a la disputa territorial con Guyana por el Esequibo, González Urrutia se compromete a seguir el Acuerdo de Ginebra de 1966 y buscar una solución negociada que sea beneficiosa para ambas naciones.
La propuesta de González para el sector salud incluye una mejora en el sistema de atención primaria. Basándose en el plan de gobierno de María Corina Machado, se proyecta la creación de un Sistema de salud integral que combine aseguramiento privado y público, otorgando cobertura universal y elevando la calidad del servicio a los pacientes.
En el ámbito económico, González propone medidas concretas para reducir la inflación, mejorar los salarios y reivindicar el valor del trabajo. Su política económica apoya la libre empresa y el libre mercado, con el objetivo de estabilizar y hacer crecer la economía venezolana.
Edmundo González ha manifestado su intención de mejorar la educación pública para garantizar igualdad de oportunidades. Su plan incluye reformas educativas que aseguren una educación de calidad accesible para todos los venezolanos, preparando a las futuras generaciones para contribuir al desarrollo del país.
Un pilar fundamental de la campaña de González es la reunificación de las familias que han sido separadas por el éxodo y el exilio. Durante un encuentro con jóvenes, prometió “construir las condiciones para que puedan desarrollar sus talentos aquí y no se tengan que ir”. Además, se compromete a implementar un sistema de protección social efectivo y programas sociales de emergencia.
González Urrutia ha destacado la necesidad de procesos de amnistía y justicia transicional. Promete la liberación de los presos políticos y la implementación de estrictos mecanismos de rendición de cuentas y auditoría para sancionar la corrupción en todas las instituciones del Estado.
Como parte de su política exterior, González busca restablecer relaciones diplomáticas con otros países y sacar a Venezuela del aislamiento internacional. Este esfuerzo pretende reintegrar al país en la comunidad global, abriendo nuevas oportunidades de cooperación y desarrollo.
“El espíritu del 28 de julio”
Previo al cierre de la campaña electoral en Venezuela, Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, firmaron un documento titulado “El espíritu del 28 de julio”, un acuerdo que representa el compromiso conjunto para trabajar en siete puntos fundamentales destinados a promover un gobierno de “transformación democrática”.
Libertad de expresión y derechos civiles
El primer punto del acuerdo enfatiza la importancia de garantizar la libertad de expresión y el derecho a vivir sin temor a la persecución y subraya la necesidad de asegurar que los ciudadanos puedan elegir libremente a sus representantes.
Unidad y democratización
El segundo punto destaca la importancia de la unidad en el proceso de democratización del país. González y Machado abogan por una disposición unitaria basada en el apoyo popular, el reconocimiento recíproco de las partes y el respeto a las normas de cooperación política civilizada.
Consenso nacional
El acuerdo también pone énfasis en la construcción de consensos nacionales sobre temas sensibles. Reconocen que la transformación del país requiere acuerdos políticos y sociales que permitan avanzar con agilidad y eficiencia hacia soluciones duraderas y estables.
Civilidad en la política
La civilidad es el cuarto elemento clave del documento. González y Machado se comprometen a promover un trato respetuoso en la deliberación política, denunciando los comportamientos violentos y autoritarios que han degradado la cultura política en Venezuela.
Estado de Derecho
En el quinto punto, el acuerdo resalta la necesidad de respetar el Estado de Derecho. La Constitución de 1999 es reconocida como la ley fundamental, y sus normas se consideran esenciales para retomar la democracia y la libertad. Este compromiso incluye la defensa de las instituciones democráticas y la garantía de los derechos humanos.
Reencuentro nacional
El reencuentro es otro aspecto crucial del acuerdo. Después de años de violaciones sistemáticas de los derechos humanos, se promueve la creación de mecanismos que permitan sanar y avanzar hacia la justicia y la paz.
Sentido de urgencia
Finalmente, el séptimo punto insta a actuar con sentido de urgencia. González y Machado llaman a los ciudadanos a entender que la tarea de cambio es para hoy, aquí y ahora.