El presidente de República Dominicana afirmó el miércoles que su gobierno tomaría “medidas drásticas” para proteger al país si fracasa la misión respaldada por la ONU en la vecina Haití contra la violencia de las pandillas.
En su intervención en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, Luis Abinader no dio detalles sobre las medidas que podría tomar.
Las pandillas de Haití controlan el 80% de la capital, Puerto Príncipe, y han aumentado su poder desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021. La violencia ha dejado sin hogar a casi 700.000 haitianos en los últimos años, y miles de ellos han huido de Haití, que comparte la isla de La Española con República Dominicana.
Abinader agradeció a Kenia, que lidera la misión en Haití con casi 400 policías kenianos, a los que se han unido recientemente casi dos docenas de policías y soldados de Jamaica y dos oficiales militares de alto rango de Belice.
Los elementos desplegados, sin embargo, son significativamente inferiores a los 2.500 prometidos por varios países. El gobierno de Estados Unidos ha señalado que la misión carece de recursos y que está considerando una posible operación de mantenimiento de la paz de la ONU.
Abinader dijo que la misión actual necesita establecerse plenamente para que puedan celebrarse elecciones libres y transparentes. Haití no ha celebrado elecciones desde 2016, y se ordenó a un consejo presidencial de transición que lo hiciera antes de febrero de 2026.
Abinader al expresar su preocupación por el futuro de la misión, dijo que prácticamente a un año de la celebración de elecciones, aún no se dan las condiciones para hacerlo y que no se puede podemos permitir que fracase el esfuerzo realizado hasta la fecha, añadiendo que si eso ocurriera, el colapso de Haití sería inminente.
Este año, las pandillas han lanzado ataques coordinados contra infraestructura crítica del gobierno. Asaltaron más de dos docenas de comisarías de policía, abrieron fuego contra el principal aeropuerto internacional, obligándolo a cerrar durante casi tres meses, y asaltaron las dos mayores prisiones de Haití, liberando a unos 4.000 reclusos.
Los ataques provocaron la dimisión del ex primer ministro Ariel Henry y la creación de un consejo presidencial de transición.
Abinader dijo que más de tres años de inestabilidad en Haití han ejercido una presión significativa sobre la propia seguridad de República Dominicana y que el Estado dominicano ha asumido una alta responsabilidad en la crisis haitiana, mucho más de lo que se debería esperar de él.
Abinader dijo que el año pasado el 10% de las consultas médicas correspondieron a haitianos y que 147.000 de los 200.000 menores extranjeros en el sistema educativo dominicano son de origen haitiano.
Abinader dijo que la crisis de Haití merece especial atención y que el país no puede hacerlo solo.
Bajo el mandato de Abinader, los funcionarios dominicanos deportaron el año pasado a más de 170.000 personas que se creía que eran haitianos, según datos del gobierno. Pero la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU ha estimado que la cifra se acerca a más de 224.000.
Los activistas critican desde hace mucho tiempo a Abinader y a su gobierno por lo que consideran una violación constante de los derechos humanos de los haitianos y de los nacidos en República Dominicana de padres de ascendencia haitiana.
El mandatario ha rechazado esas acusaciones, reiterando el miércoles que el gobierno dominicano está profundamente comprometido con la protección de los derechos humanos.
En su discurso, señaló que la tasa de pobreza de República Dominicana, del 19%, es la más baja de la historia del país, y que la tasa de homicidios ha descendido a 10 asesinatos por cada 100.000 habitantes, frente a los 13 de 2022.
El presidente del consejo presidencial de transición de Haití, Edgard Leblanc Fils, tiene previsto intervenir el jueves en la Asamblea General de la ONU.
Por el momento, tanto él como otros funcionarios del gobierno no han respondido a los mensajes enviados en busca de comentarios tras el discurso de Abinader.