El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, designó este lunes (11.11.2024) a Sariha Moya como vicepresidenta encargada, después de que su Gobierno suspendiese por 150 días a la vicepresidenta y embajadora en Israel, Verónica Abad, con la que mantiene un enconado enfrentamiento y a la que, en principio, le debería delegar las funciones presidenciales durante la campaña electoral de las elecciones de 2025.
Moya «será la nueva vicepresidenta encargada en el gobierno de Daniel Noboa», señaló la sede del Ejecutivo en un comunicado. El texto sostiene que Moya, a cargo de la secretaría Nacional de Planificación, fue designada de acuerdo a la Constitución, que dice que «en caso de ausencia temporal de quien ejerza la Vicepresidencia de la República, corresponderá el reemplazo a la ministra o ministro de Estado que sea designado por la Presidencia de la República”.
«Con su experiencia y compromiso (de Moya), se mantendrán los ejes de trabajo alineados al Gobierno Nacional», agregó el comunicado, cuyo nombramiento se dio a conocer horas después de que Abad, desde Turquía (donde se encuentra por seguridad debido al conflicto entre Hamás, Hezbolá e Israel), criticara el sumario administrativo que le abrió el Ministerio de Trabajo.
Disputas políticas
El Ministerio de Trabajo suspendió a Abad por 150 días al no haberse presentado dentro de la fecha indicada por el Gobierno en Ankara, a donde el Ejecutivo la trasladó desde Tel Aviv. El sumario administrativo al que fue sometida Abad determinó que esta había cometido una «falta grave” por un supuesto «abandono injustificado del trabajo por tres o más días laborales”.
Noboa y Abad, ambos empresarios y con poca experiencia política, fueron la sorpresa en los comicios anticipados de 2023 al ser elegidos en binomio, pero mantienen una tirante relación desde la campaña electoral.
La suspendida vicepresidenta, por su parte, calificó como «grosera violación” a la ley la decisión de suspenderla sin sueldo de sus funciones por cinco meses, pues la sanción se basa en «una falta no cometida y sin prueba alguna, con el solo objetivo de que no asuma la Presidencia de la República cuando el presidente candidato entre en su campaña».