La presidenta peruana, Dina Boluarte, insistió hoy en continuar en el cargo, tras difundirse una nueva encuesta privada, según la cual su gestión la desaprueban casi el 90 por ciento de sus compatriotas.
“Ningún ruido político nos detendrá, nada nos distrae. Seguimos enfocados en cumplir el encargo de los peruanos: servir a la patria hasta el último día de la gestión, en julio de 2026”, afirmó la jefa de Estado, en un discurso por el Día de la Fuerza Aérea del Perú.
Pese a la carencia de respaldo social mayoritario, llamó a la unidad nacional en torno a su administración “para seguir construyendo un país más justo, más inclusivo y con más esperanza”, según dijo.
Un sondeo de nivel nacional de la empresa CPI difundido ayer arrojó un resultado de 89,2 por ciento de desaprobación al desempeño de Boluarte como jefa de Estado, y una aprobación de solo 7,1 por ciento.
La firma encuestadora hizo notar que la consulta se realizó en medio de las repercusiones a un informe de la Contraloría General sobre el hallazgo de presunto desbalance patrimonial -bienes de valor mayor al de los ingresos- en las cuentas de la presidenta.
El sondeo se realizó además cuando un informe internacional sobre violaciones de derechos humanos en Perú, consignó elementos que indican que Boluarte podría ser autora mediata de 50 muertes de civiles inermes que protestaban contra su gobierno entre diciembre de 2022 y marzo de 2023.
La referencia de Boluarte al “ruido político” pareció referirse a la jornada de marchas de protesta de organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda y centro, que reclamaron elecciones adelantadas presidenciales y parlamentarias.
Entretanto, el Parlamento de mayoría conservadora, que realmente gobierna el país, según analistas políticos locales y del exterior, se apresta a elegir una nueva dirección por un año, en las que todo indica que la coalición de derecha extrema y centro-drecha mantendrá en sus manos la conducción del Legislativo.
En días pasados, el analista político conservador Ángel Delgado, al analizar la citada elección parlamentaria, señaló la necesidad de considerar el supuesto, por él negado, de que Boluarte deje el cargo antes de tiempo, en cuyo caso la sucesión presidencial recaerá en el titular del Congreso, por lo que este debería elegir a quien esté preparado.
Con mayor anticipación, un parlamentario de línea similar sugirió que, ante el posible retiro de Boluarte, quien fuera elegido para presidir el Parlamento se comprometa a renunciar para que el pleno congresal elija a una figura de consenso, prevención que no encontró eco.