La presidenta peruana, Dina Boluarte, reaccionó hoy ante las múltiples críticas a su respaldo, con un abrazo al cuestionado ministro del Interior, Juan José Santiváñez, contra quien se gesta una interpelación parlamentaria.
En el acto de entrega de equipamiento para ollas comunes (preparación comunitaria de alimentos) y comedores populares, la mandataria afirmó que su abrazo, la semana pasada, a Santiváñez, fue una demostración de lo que llamó “cariño sincero.
En referencia a detractores que llegan a calificar el gesto como muestra de complicidad, dijo que “hasta critican cuando abrazo con corazón a los ministros que hacen un buen trabajo”.
“Esta es la presidenta que así agradece a sus ministros con cariño sincero y no hipócrita”, añadió, pese a los cuestionamientos al titular, los cuales se intensificaron tras la difusión de un nuevo audio comprometedor de una conversación entre Santiváñez y un amigo oficial de Policía que lo grabó ocultamente.
En una parte de un largo diálogo coloquial, Santiváñez (quien niega que sea su voz) insinúa que el clandestino dirigente político Vladimir Cerrón -condenado por corrupción, de lo que se declara inocente- habría sido retirado de un escondite de manera oculta en el automóvil presidencial, antes de que la Policía lo allanara.
Entretanto, las parlamentarias progresistas Ruth Luque y Susel Paredes anunciaron la presentación de una moción de interpelación contra el ministro del Interior Santiváñez por los errores y las conductas que se le atribuyen.
Paredes dijo que la interpelación se debe a que la situación del ministro es grave, señaló que su alegato de que no es su voz sino la imitación de un conocido cómico, “es una falta de respeto a los artistas”.
El legislador de izquierda Flavio Cruz respaldó la interpelación, la cual eventualmente puede dar lugar a la censura o destitución de Santiváñez, y alegó que se justifica porque una importante corriente de opinión considera que debe dar un paso al costado.
Para el derechista Héctor Ventura, el ministro debe dar explicaciones y de no ser satisfactorias las mismas, procedería su interpelación y eventualmente la censura.