El Gobierno de Nicaragua, encabezado por Daniel Ortega y Rosario Murillo, anunció el pasado viernes su decisión de retirarse de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). La administración nicaragüense acusó a ambas entidades de actuar de manera «politizada», alineándose con maniobras que buscan desestabilizar al país y de intervenir en asuntos internos, lo que motivó la determinación de cortar relaciones con dichas organizaciones internacionales.
Nicaragua y su rechazo a la OIT y la OIM
En una declaración oficial, Rosario Murillo, copresidenta de Nicaragua y esposa del presidente Daniel Ortega, informó que el país había notificado a ambas organizaciones su decisión soberana e irrevocable de retirarse, argumentando que no cumplían con los objetivos para los cuales fueron creadas. «Hemos notificado a la OIT y la OIM nuestra decisión soberana e irrevocable de retirarnos de esas organizaciones que no cumplen con la misión para la que fueron creadas», expresó Murillo en un comunicado a través de medios oficiales.
La notificación fue formalizada mediante cartas enviadas al director general de la OIT, Guy Ryder, y a la directora general de la OIM, Amy Pope, que fueron firmadas por el canciller nicaragüense, Valdrack Jaentschke. Con este paso, Nicaragua deja clara su postura de no tolerar lo que considera un trato sesgado y politizado por parte de organismos internacionales hacia su nación.
Un rechazo a la intervención internacional
Murillo aprovechó la oportunidad para reforzar el rechazo de Nicaragua a las políticas de intervención externa y a la influencia de los llamados «imperialistas». En sus declaraciones, la copresidenta subrayó que la retirada de las organizaciones internacionales es una muestra de la dignidad nacional del pueblo nicaragüense. «Continuamos rechazando todas las falsedades, las falsificaciones, las calumnias, las mentiras de organismos que deberían servir al bien de todos», afirmó Murillo.
Este anuncio se suma a una serie de decisiones que reflejan el distanciamiento de Nicaragua de organismos internacionales que, según el gobierno, pretenden influir indebidamente en su soberanía. En los días previos, el Gobierno nicaragüense también notificó su salida del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, luego de conocer un informe sobre los derechos humanos en el país. En este informe, se sugería condicionar el acceso preferencial de Nicaragua al mercado de Estados Unidos y la Unión Europea a parámetros sobre derechos humanos.
Fotografía de archivo de una valla con propaganda política de la vice presidente de Nicaragua, Rosario Murillo, y el mandatario Daniel Ortega. EFE/ Jorge Torres
Motivos de la salida de la OIT y la OIM
Nicaragua justificó su retiro de la OIT y la OIM señalando que ambos organismos se han desviado de sus funciones originales, actuando de manera politizada e intervencionista. En una carta enviada a la OIT, el Gobierno nicaragüense explicó que la organización ha realizado procesos recurrentes e indebidos que han desnaturalizado su propósito. Según Nicaragua, la OIT ha participado en maniobras de desestabilización e injerencismo, abordando temas que son propios de la jurisdicción interna de los Estados.
Murillo calificó estas decisiones como parciales, carentes de objetividad y basadas en información sesgada. A su juicio, los informes de la OIT y otros organismos internacionales no reflejan la realidad de Nicaragua y sirven a intereses externos que buscan atentar contra la paz y la estabilidad del país.
En cuanto a la OIM, la copresidenta expresó que el organismo no tiene la capacidad para abordar de manera adecuada las causas estructurales de la migración. Según Murillo, la organización se ha prestado a un tratamiento desigual entre los Estados, lo que contraviene el principio de igualdad soberana que Nicaragua defiende. De esta manera, el gobierno también exigió el cierre inmediato de la representación y las oficinas de la OIM en Managua, un gesto que evidencia aún más la postura del país en contra de lo que considera una actitud injerencista.
La relación con otros organismos internacionales
Este retiro de la OIT y la OIM forma parte de una serie de medidas tomadas por el Gobierno de Ortega en los últimos años para distanciarse de organismos internacionales que considera hostiles. En febrero de 2025, Nicaragua también salió de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), luego de que la organización incluyera al país en la lista de naciones con mayores índices de hambre en el mundo.
Estas decisiones han sido vistas como una reafirmación de la soberanía nicaragüense frente a lo que el Gobierno considera como una interferencia constante en sus asuntos internos, especialmente por parte de organismos que, según Ortega y Murillo, están alineados con intereses geopolíticos ajenos a las necesidades del pueblo nicaragüense.
La visión del Gobierno nicaragüense sobre la soberanía
En sus declaraciones, Murillo no solo hizo hincapié en el rechazo a las políticas de intervención, sino que también subrayó la importancia de la soberanía nacional como un principio fundamental. Afirmó que la postura del Gobierno es irrevocable y que Nicaragua no aceptará ninguna injerencia que vulnere la autodeterminación del país.
«Nicaragua continúa rechazando todos los insultos, falsedades y agresiones de organismos internacionales que se suman al coro de las potencias imperialistas», indicó Murillo, reiterando el compromiso del Gobierno de Ortega con la defensa de su soberanía y su rechazo a las políticas externas que, según ellos, buscan debilitar la estabilidad de la nación.