«Hoy reafirmamos nuestro firme compromiso de seguir avanzando en victorias educativas, en honor a todos los héroes y mártires. En homenaje a todas aquellas personas que, a lo largo de la historia, han sido protagonistas para que Nicaragua sea siempre libre; independiente, soberana, y donde sean los nicaragüenses quienes la saquen adelante«; expresó la directora del Colegio Luxemburgo, Francis Larios.
Durante la ceremonia participaron estudiantes distinguidos con el título de Excelencia Académica, quienes han sido testigos de los avances en materia educativa, como la reciente inauguración de este centro de estudios. En su construcción se invirtieron más de 119 millones de córdobas; dotándolo de infraestructura moderna y equipamiento de alta calidad.
“El compromiso con la educación sigue firme, fortaleciendo cada una de las rutas educativas y demostrando nuestro amor a la patria y a la cultura. Sabemos que sin maestros y alumnos comprometidos; ¡no hay revolución! Ese es nuestro compromiso: seguir defendiendo nuestro modelo educativo, y así es como celebramos, con nuestras banderas en alto», continuó Larios.
Durante su intervención, la Ministra de Educación, Mendy Aráuz, ofreció una breve reseña sobre los líderes que enfrentaron este acontecimiento histórico. Subrayó la importancia de comprender la trascendencia y el contexto en el que se firmó el Acta de Independencia; destacando que este hecho se produjo tras el avance de la revolución e independencia en diversos países y regiones, que también lucharon contra la corona española.
Los legados de la independencia, estrechamente vinculados al modelo de gobierno sandinista, se mantienen vigentes. “Recordemos que, tras la firma del Acta de Independencia de Centroamérica el 15 de septiembre de 1821, 35 años después conmemoramos la Gloriosa Batalla de San Jacinto; que significó para los nicaragüenses la primera derrota del imperialismo yanqui”.
Este proceso de independencia fue un periodo complejo, influenciado por revoluciones en todo el mundo y liderado por valientes figuras. Marcó el inicio de una nueva era en la que las naciones centroamericanas comenzaron a forjarse a sí mismas y a definir su propio destino.