El presidente de Argentina, Javier Milei, ha considerado «un disparate propio de un socialista fatalmente arrogante» la retirada definitiva de la embajadora anunciada este martes por el Gobierno español y ha insistido en que el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, «no es España, y mucho menos su mujer».
Sánchez «se convertirá en el hazmerreír de todo el mundo por la payasada que está haciendo por un tema de índole personal», ha afirmado Milei en una entrevista a LN+, poco después de que el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, anunciase la retirada de la embajadora en Buenos Aires tras el Consejo de Ministros.
El presidente argentino ha afirmado que si Sánchez se dio por aludido con el discurso del domingo es «porque está sucio» y ha vuelto a cargar contra su mujer, Begoña Gómez, pese a que ha insistido en que no la nombró en el evento organizado por Vox.
Ha aprovechado para cargar contra el kirchnerismo y ha criticado que le recomienden a él ir a terapia, ya que a su juicio la oposición argentina a quien debería exhortar a acudir al psicólogo es a Sánchez, «para que madure». Asimismo, ha sugerido que «recomienden un buen abogado para Begoña».
Considera que Sánchez estaba «buscando un shock de estas características» pero cree que «le salió el tiro por la culata», porque «quedó ridículo». «¿Acaso se cree que es el Estado? Eso sí es bien totalitario», ha espetado, señalando que con quien puede llegar a entenderse Sánchez es con países como Cuba, Venezuela y Corea del Norte.
En este sentido, ha afirmado que el domingo se limitó a decir lo mismo que lleva diciendo «toda la vida», incluido que el socialismo es un sistema «cancerígeno», y ha señalado que fue el Gobierno español quien se inmiscuyó en asuntos internos con el apoyo al peronista Sergio Massa en la campaña de las últimas elecciones presidenciales.
«¿Ellos pueden insultar y yo me tengo que quedar callado?», ha preguntado Milei, que ha recriminado a Sánchez que se haya comportado de manera «cobarde» al dejar supuestamente las críticas españolas en manos de mujeres para que pudieran calificarle de «misógino».