El nuevo ministro argentino de Salud, Mario Lugones, con amplia experiencia en el sistema de salud privado, juró este martes frente al presidente Javier Milei para asumir el cargo en su gabinete, luego de la renuncia del titular de esa cartera la semana pasada.
Lugones, de 77 años, es un médico especialista en Salud Pública y Cardioangiología, que ha estado a cargo del Sanatorio Güemes y ha sido el fundador y presidente de la Fundación Güemes, enfocada en la docencia médica y la investigación clínica.
El nuevo ministro había sido jefe de clínica de la unidad coronaria del Sanatorio Güemes, médico cardiólogo de praxis médica de la Fundación Favaloro y del sanatorio Malvinas, en tanto se desempeñó como director del Instituto Médico de la Seguridad Social y Evaluación Tecnológica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y director de Maestría de Gerenciamiento de Sistemas de Salud de la UBA, según destacó un comunicado oficial.
Su antecesor, Mario Russo -un cardiólogo que presentó su renuncia al cargo «por cuestiones estrictamente personales», según informaron fuentes oficiales el jueves pasado- resultó ser la tercera salida de cargos en la primera línea del Gobierno, desde que asumió Milei el 10 de diciembre pasado.
Milei tomó juramento a Lugones este martes en el salón blanco de la Casa Rosada, sede del Ejecutivo, y luego se fundieron en un abrazo, mientras aplaudían el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; la canciller, Diana Mondino; los ministros de Economía, Luis Caputo, y de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger; el de Justicia, Mariano Cúneo Libarno, entre otros.
El portavoz presidencial, Manuel Adorni, había anticipado en su habitual rueda de prensa en la sede del Ejecutivo que «una de las prioridades» de Lugones será estudiar si existe abuso de posición dominante en la venta de medicamentos.
«El análisis» sobre «el precio de los medicamentos va a ser una de las tareas principales que va a tener el flamante ministro Lugones, de encarar el análisis de si existe, efectivamente, alguna distorsión que implique alguna falta a la Ley de la Competencia o que implique, como ha pasado en otros rubros o en otras actividades con respecto a precios que no condicen con la libre competencia y el libre mercado», afirmó Adorni.