Brasil registró 13.489 focos de incendios en la Amazonía en el primer semestre, la peor cifra en dos décadas y un incremento de 61% con respecto al año pasado, según datos satelitales divulgados el lunes (01.07.2024).
Desde que estos datos comenzaron a ser compilados en 1998 por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE), la mayor selva tropical del mundo sufrió en el primer semestre más incendios solo en 2003 y 2004.
El total de incendios ocurridos en el primer semestre está muy por encima que el mismo período del año pasado (8.344).
Se trata de una mala noticia para el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que debe hacer frente a este incremento de incendios mientras la deforestación continúa disminuyendo en la Amazonía.
Según los datos del INPE, del 1 de enero al 21 de junio (última fecha disponible) fueron deforestados 1.525 kilómetros cuadrados, en comparación con 2.649 km2 en el primer semestre de 2023, una reducción del 42%. El año pasado, la deforestación ya se había reducido a la mitad con respecto a 2022.
Lula prometió poner fin a la deforestación ilegal en la Amazonía para 2030, que había aumentado durante el gobierno de su predecesor Jair Bolsonaro (2019-2022).
Según Romulo Batista, portavoz de Greenpeace Brasil, «el cambio climático contribuye» a este aumento de incendios forestales, causados particularmente por una sequía excepcional que afectó a la Amazonía el año pasado.
«Lamentablemente, buena parte de los biomas brasileños se encuentran bajo estrés hídrico por falta de lluvias», explicó a la agencia AFP. «El ambiente se vuelve más seco, y la vegetación más seca favorece más los incendios», dijo.
El experto estimó, sin embargo, que «la mayoría de estos incendios no estallan de forma espontánea o por la caída de rayos», sino por «la acción humana», sobre todo para despeje de tierras con el fin de expandir las actividades agrícolas.