Las autoridades salvadoreñas informaron el viernes de que habían desarticulado un presunto complot para estallar bombas en varios puntos del país centroamericano durante la toma de posesión este sábado del presidente reelecto, Nayib Bukele.
La Policía Nacional Civil aseguró que la trama incluía a “veteranos” de la guerra civil (1980-1992), en aparente referencia a las antiguas guerrillas de izquierda. Publicaron así mismo en las redes sociales fotografías de pequeños cilindros de explosivos con mechas y sacos de nitrato de amonio, indicando que eran explosivos incautados en la operación que iban a ser colocados en edificios del Gobierno, gasolineras y supermercados.
La policía responsabilizó a la “Brigada Salvadoreña de Insurrección” y señaló que el exdiputado José Santos Melara (del partido de izquierda FMLN, formado por exguerrilleros) había sido detenido acusado de “financiar estos planes”. Melara lidera la Asociación Nacional de Veteranos de Guerra del FMLN. Al menos otras siete personas fueron detenidas.
El Bloque de Resistencia y Rebeldía Popular (BPR), que aglutina varias organizaciones sociales y opositoras al Gobierno, denunció en un comunicado el arresto de Melara,“un luchador social veterano de guerra y dirigente de la Alianza Nacional El Salvador en Paz”.
“Su captura arbitraria es un acto de persecución política», aseguró, «exigimos su libertad y expresamos nuestra solidaridad”.
El 27 de mayo el BPR había indicado en otro comunicado que, como “organizaciones populares y sociales en resistencia”, no reconocían a Bukele como presidente al haber sido reelecto con un “fraude” y tras la persecución a personas y grupos críticos a su Gobierno.
Bukele fue reelegido en febrero para un segundo mandato en las presidenciales, pese a que la Constitución prohíbe la reelección. Su partido también ganó una supermayoría en la Asamblea.
Bukele ha levantado críticas por sus arrestos masivos y redadas en contra de las maras, pero la supuesta trama de las bombas podría involucrar los acuerdos de 1992 que terminaron con la guerra civil y garantizaron un lugar a los rebeldes en la política.
Bukele ha hecho algunos movimientos que sus críticos aseguran ponen en peligro la frágil democracia, restaurada tras la brutal guerra civil en el país centroamericano.
Además de arremeter contra sus detractores y encarcelar al 1% de la población del país en su ofensiva contra las maras, Bukele aprobó reformas el año pasado en las que reducía el número de curules en la Asamblea Nacional, lo que inclinaba las elecciones a su favor.
Aunque recibió acusaciones de abuso y encarcelamientos injustos, la ofensiva contra las pandillas hizo muy popular a Bukele, pues las maras solían reinar en muchos barrios con brutalidad, matando y extorsionando a casi todos los ciudadanos.