El Ministerio Público de Honduras (Fiscalía) capturó este lunes al exministro de Salud Arturo Bendaña, acusado por un presunto fraude de casi 225 millones de lempiras (un poco más de 9 millones de dólares) en la compra irregular de medicamentos e insumos médicos.
Bendaña, quien fue ministro de Salud durante el mandato de Porfirio Lobo Sosa (2010-2014), fue capturado en su residencia en la ciudad de San Pedro Sula, norte del país centroamericano.
La Fiscalía indicó que presentó un requerimiento fiscal (acusación para que la Justicia proceda contra los señalados) contra Bendaña por «compras irregulares de medicamentos, suministros médicos, equipo quirúrgico y de laboratorio, que resultó en un fraude al Estado de Honduras por más de 224,99 millones de lempiras (un poco más de 9 millones de dólares)», según un comunicado del ente investigador.
La Fiscalía hondureña además acusó de «fraude, prevaricato administrativo, falsificación de documentos públicos, violación de los deberes de los funcionarios y encubrimiento» a ocho hondureños identificados como Miguel Flores, Moisés Torres, Vinicio Monterrosa, Roberto Meza, Vanessa Urbizo, Nelson Alvarenga, Reynaldo Suazo y Carlos rivas.
«Según las investigaciones, entre 2010 y 2012 exfuncionarios y empresarios «sin escrúpulos utilizaron contratos fraudulentos, licitaciones amañadas y una figura inexistente llamada «extrafinanciamiento (como si se tratará de la adquisición de tarjetas de crédito) para cometer delitos en contra de la salud del pueblo hondureño», señala la información oficial.
La misma fuente precisó que el requerimiento fiscal indica también que parte del valor defraudado fue «facilitado por el exjuez Carlos Octavio Rivas Sánchez mediante resoluciones favorables a favor de las empresas tras demandas forzadas contra el Estado, respaldada por actas falsas e informes amañados».
El plan orquestado por esta red corrupta «privó a miles de hondureños de medicamentos y suministros médicos», muchos de ellos se vieron obligados a «viajar largas distancias con recursos económicos limitados, enfrentaron la cruda realidad de escasez de insumos en los centros hospitalarios, regresando a sus hogares decepcionados, traicionados y abandonados por un sistema sanitario que en vez de protegerlos, los condenó en muchos casos a la muerte».
El Gobierno de Lobo Sosa y el de Juan Orlando Hernández, ambos del conservador Partido Nacional de Honduras, fueron salpicados por múltiples denuncias de corrupción, narcotráfico e impunidad, entre otros delitos.