La Policía de Ecuador anunció el decomiso de una tonelada de clorhidrato de cocaína en un puerto de la provincia costera de Guayas, en el suroeste del país. El hallazgo tuvo lugar como parte de la operación Poseidón XIII dirigida por unidades especializadas policiales.
El descubrimiento se produjo cuando un perro entrenado para la detección de drogas, de nombre Pablo, alertó a los agentes sobre la posible presencia de sustancias ilícitas en un contenedor de carga comercial que transportaba cacao con destino a Bulgaria. Tras una inspección minuciosa, se encontraron alrededor de 20 sacos de yute dentro del contenedor, los cuales albergaban aproximadamente 900 paquetes de clorhidrato de cocaína, dispuestos como ladrillos.
Dos individuos relacionados con la operación fueron detenidos. Se trata del representante legal de la empresa encargada de la exportación del cacao y el conductor del camión de carga que transportaba el contenedor. Ambos son ciudadanos ecuatorianos sin antecedentes penales registrados.
La droga estaba escondida en un contenedor de cacao. (Policía Nacional)
Este es el segundo decomiso de cocaína reportada esta semana en uno de los puertos de la provincia del Guayas, una de las más violentas de las 24 que hay en el país. El 4 de mayo, la Policía Nacional del Ecuador decomisó dos toneladas de drogas en uno de los terminales portuarios de Guayaquil. El cargamento de cocaína se enviaría a Rusia. La incautación sucedió durante los días de asueto por el Día del Trabajo, resultando en el decomiso de 1.994 gramos de cocaína. La operación fue el fruto de una colaboración entre la Unidad de Información de Puertos y Aeropuertos (UIPA) y el Centro Regional de Adiestramiento Canino (CRAC), que interceptaron el contenedor que tenía por destino final un puerto en Rusia.
Durante una inspección exhaustiva del contenedor, con la ayuda del perro Pablo, se descubrió la presencia de estupefacientes. Luego, según informó la Policía, se procedió entonces a una verificación técnica, manual y visual, revelando que varias cajas de producto de exportación escondían sacos de yute. En su interior, se encontraron dos mil paquetes tipo ladrillo de droga, con un peso neto de 1.994 toneladas, equivalente a 19.940.000 dosis de cocaína, confirmado por la prueba preliminar PIPH, que se utiliza en la detección inicial de sustancias estupefacientes o psicotrópicas.
Los traficantes prefieren los puertos marítimos
La contaminación de contenedores de exportación con droga para su tráfico desde los puertos ecuatorianos es común. Un análisis de la Policía del Ecuador indicó que, sobre la relación entre puertos internacionales y contaminación de contenedores se ha observado que, por años, la cocaína tiene como principales destinos: EE.UU, México, Letonia, Bélgica y España en el 2019; Bélgica, México, EE.UU, Alemania, Guatemala en el 2020; España, EE.UU, México, Bélgica, Países Bajos (Holanda) en el 2021; y Bélgica, Países Bajos (Holanda), España, Suecia y México en el 2022, “marcando una nueva tendencia de envió de cocaína hacia el continente europeo”.
Un can alertó a los agentes sobre la presencia de droga en contenedores de exportación el pasado 4 de mayo. El cargamento iba a Rusia. (Policía Nacional)
La información recopilada por investigadores y analistas de información antinarcóticos indica que una gran parte de la cocaína producida en los departamentos del sur de Colombia, entre el 70% y el 80%, ingresa a través de la frontera norte de Ecuador. Este flujo de drogas se lleva a cabo a través de diversas rutas que atraviesan el territorio ecuatoriano con destino a mercados internacionales.
Ecuador cuenta con una extensa red vial que facilita el transporte de sustancias ilícitas desde las subzonas fronterizas del sur y este (Perú) y del norte (Colombia). No obstante, las organizaciones criminales tienen un interés particular en utilizar los puertos marítimos para exportar la cocaína, debido a su capacidad para manejar grandes volúmenes de exportación. Además, utilizan puertos artesanales para el envío de drogas a través de lanchas rápidas y semisumergibles hacia Centro y Norteamérica. En el caso del tráfico aéreo, se utilizan correos humanos, couriers y aeronaves no autorizadas para transportar la droga hacia destinos internacionales.