Más de 23.000 armas de fuego decomisadas en operaciones contra los grupos ilegales de Colombia fueron incineradas este jueves en el departamento de Boyacá (centro) y sus productos se transformarán en herramientas y materiales para construir puentes, escuelas y viviendas, que beneficiarán a la población civil.
El acto se realizó en la Planta Industrial de Acerías Paz del Río, ubicada en la localidad de Belencito, en desarrollo de la campaña ‘Destruyendo el miedo, construyendo esperanza’, una iniciativa de la que hacen parte las Fuerzas Militares, la Fiscalía y la Policía.
El Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares de Colombia, el general Alejandro López, aseguró que la incineración de las armas representa el “firme compromiso de las Fuerzas Militares de Colombia en la construcción de un futuro más seguro, próspero y sostenible”.
“Hoy más de 23.000 armas de fuego incautadas en operaciones contra grupos armados organizados y la delincuencia común serán destruidas y transformadas en materia prima para proyectos que beneficiarán directamente a la población civil y a las Fuerzas Militares”, indicó.
Recordó que con esta incineración de revólveres, pistolas, fusiles, carabinas, ametralladoras, subametralladoras, morteros y lanzagranadas, entre otras, se “llega a la cifra histórica de más de 50.000 armas destruidas en lo que va de 2024”.
“El acero se vuelve paz”
En julio se entregaron 200 kits de herramientas agrícolas elaborados a partir de la destrucción de armas decomisadas o devueltas voluntariamente.
“Lo que alguna vez en el marco del conflicto y la violencia en nuestro país fue un símbolo de miedo y terror se convirtió entonces en instrumentos de esperanza y construcción gracias a esta iniciativa”, remarcó el general López.
Además, recordó que las armas incineradas se transformarán en acero y varillas, entre otros productos, que se utilizarán en la construcción de puentes, viviendas, escuelas y plantas de tratamientos de agua.
Fotografía de una retroexcavadora cargada con bolsas que contienen armas destinadas a ser fundidas en la empresa siderúrgica Acerías Paz del Río, en Nobsa, en el departamento de Boyacá (Colombia). EFE/ Carlos Ortega
“Damos un paso más hacia la consolidación de la paz, el fortalecimiento de la seguridad y la promoción de la economía circular al transformar el metal de la violencia en elementos que aportan a la construcción de un mejor país”, aseguró.
Por su lado, el presidente de Paz del Río, Hernándo Galán, destacó que “hoy el acero se vuelve paz” y que la incineración de las armas es una forma de “regalarle a los colombianos nuevas formas de servirle y de crear bienestar”.
Desde 1992 ya han sido destruidas más de 670.000 armas de fuego de corto y largo alcance. El material obtenido de estas fundiciones se ha empleado en la construcción de monumentos de memoria histórica, obras civiles, herramientas agrícolas, para viviendas de interés social, entre otros.