El Gobierno de Colombia ha advertido a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de que es «muy difícil» prorrogar el alto el fuego si continúa llevando a cabo acciones como el último para armado en Chocó, que finalizó este lunes y que tras dos semanas dejó tres muertos y 50.000 personas confinadas.
«Sin una demostración clara de que ellos están caminando hacia la paz veo muy difícil de que se logre proseguir con un alto el fuego», ha señalado el jefe negociador del Gobierno, Otty Patiño, en declaraciones a la emisora RCN.
«El cese al fuego tiene que significar también un desescalamiento de las agresiones que ha tenido esa organización (…) y sobre todo disminuir las agresiones que tienen con respecto a la población civil, secuestros, reclutamiento de menores, confinamientos y paros armados», ha remarcado.
Patiño ha adelantado que el Gobierno buscará acabar con estos paros armados, pues no son más que «secuestros colectivos» que perjudican a la población, por más que el ELN y otros grupos armados ilegales sostengan que son legítimas.
Ante esta situación, Patiño ha advertido de que sentarse a negociar «no necesariamente implica» acordar un alto el fuego, más cuando desde el ELN «han hecho dos acciones unilaterales contrarias al espíritu del desescalamiento», como «no asistir al mecanismo de monitoreo y verificación» y «congelar la mesa».
El pasado 4 de agosto, el ELN anunció el paro armado en Chocó, en el oeste de Colombia, bajo el argumento de protegerse de las incursiones del Clan del Golfo, al mismo tiempo que culparon al Estado colombiano de la crisis humanitaria que padecía una parte de la región y de atacar a sus comunidades.