La reciente viralización en redes sociales de la denuncia de una empresaria que no pudo recuperar su dinero en dólares, avivó los reclamos de la población de Bolivia por la crisis económica del país y la incapacidad bancaria de devolver en dólares los depósitos realizados en esa moneda.
Si bien la medida está contemplada dentro de la legislación nacional, recuperar los ahorros en moneda local supone perder actualmente cerca del 40% del dinero, debido a que los bancos hacen el cambio a 6,96 bolivianos, el valor oficial, pero en el mercado el dólar oscila entre los 10,50 y los 12 bolivianos.
El Código de Comercio boliviano establece que “las obligaciones contraídas en moneda extranjera se cubrirán en la moneda estipulada cuando fuera legalmente posible. En caso contrario, se cubrirán en moneda nacional boliviana conforme a las regulaciones monetarias y cambiarias vigentes en el momento de hacerse el pago”.
Sin embargo, “las regulaciones cambiarias vigentes” en el país solo existen en los papeles. En el tipo de cambio oficial, el dólar vale poco más de la mitad de lo que vale en las calles, por lo que aceptar la devolución en bolivianos implica perder una parte de los ahorros.
Personas caminan cerca de una casa de cambios en La Paz (REUTERS/ Claudia Morales)
La Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) confirmó a este medio que los bancos están devolviendo estos depósitos “parcial o totalmente en bolivianos” y atribuye la medida a “los acuerdos que puedan existir entre estas (las entidades financieras) y los consumidores”. La ASFI sostiene que en caso de reclamos de los clientes, se coordinan audiencias de conciliación en las que se firman actas “cuyas determinaciones son de cumplimiento de quienes las suscriben”.
El país lleva casi dos años con dificultades de acceso a dólares. Después de varios años de bonanza y estabilidad financiera, la economía empezó a mostrar sus primeras grietas a inicios del año pasado. Gabriel Espinoza, analista económico y ex director del Banco Central de Bolivia (BCB), explicó que en febrero de 2023, el BCB dejó de proveer dólares al sistema financiero porque sus reservas internacionales líquidas estaban agotadas debido, principalmente, a la debacle de la industria petrolera. En consecuencia, los bancos tuvieron que limitar las transacciones en esa moneda y empezaron a comprar dólares de los exportadores a una cotización mayor.
Lo que siguió después fue una bola de nieve: progresivamente los bancos empezaron a restringir los giros internacionales, las transacciones digitales en dólares y pusieron límites cada vez más estrechos para los retiros en efectivo hasta llegar a un incierto “depende de la disponibilidad”. Al mismo tiempo, el tipo de cambio del dólar paralelo iba creciendo y devaluando la moneda local.
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En mayo de este año, la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban) emitió un pronunciamiento en el que confirmó que las exportaciones son “única fuente” de ingresos de dólares y que estos debían ser administrados con prudencia. “La banca está preocupada por la situación y por las continuas aseveraciones sobre los saldos de moneda extranjera en bóvedas, que sólo cubren parcialmente los depósitos en dólares estadounidenses y requieren ser administrados prudentemente”, señalaba el comunicado.
La situación de los bolivianos que viven fuera del país o realizan viajes al exterior es aún más compleja. Una consulta reciente a dos de los principales bancos del país muestra que los montos para retiro en efectivo o compras con tarjeta son insuficientes para cubrir las necesidades básicas en prácticamente cualquier país del mundo: permiten disponer entre 100 y 200 dólares al mes.
La ASFI no puede hacer mucho por los clientes ante la inexistencia de divisas y se limitó a establecer un régimen de comisiones máximas para transacciones con el exterior.
Un vendedor de dólares cuenta billetes en La Paz, Bolivia (REUTERS/Claudia Morales)
Espinoza, en entrevista con este medio, se mostró pesimista sobre el futuro económico del país. Explicó que los indicadores muestran que la situación se va a deteriorar por tres motivos: la costosa importación de combustibles, la disminución en la producción agrícola que va a provocar una caída en las exportaciones y el aumento de la inflación. “Todo indica que el 2025 esto va ser todavía peor (…) la demanda de dólares se va incrementar y la oferta va caer”, aseguró.
Las encuestas muestran que la situación financiera es la principal preocupación de los bolivianos principalmente por la falta de acceso a dólares, el alza sostenido de los precios y los cada vez más prolongados periodos de escasez de combustible. El país pasó de ser “un milagro económico” que batía sus récords de crecimiento y controlaba la inflación, a no tener de dónde obtener las divisas que necesita, un trance del que los expertos vaticinan que será difícil salir.