Centenares de personas renovaron este jueves (18.07.2024) un reclamo de justicia en un acto por los 30 años del atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires, un ataque que aún sigue impune.
Familiares de las víctimas alzaron las fotografías de los 85 fallecidos y dejaron una vela y una rosa por cada uno de ellos frente al lugar adonde el 18 de julio de 1994 una camioneta-bomba voló la sede de la AMIA, luego reconstruida, en pleno centro de la capital argentina.
Como en cada aniversario, el acto se inició a las 09H53 locales (12H53 GMT) con el ulular de las sirenas, la hora exacta en la que se produjo el estallido que dejó además más de 300 heridos.
«30 años sin una sola persona respondiendo por este ataque. 30 años en los que el Estado de Argentina ha mirado para otro lado colmado de falencias demoras y errores(…) y la pobre actuación de una fiscalía», dijo en el acto el presidente de la AMIA, Amos Linetzky, dirigente de la comunidad judía argentina, que con 300.000 integrantes es la más numerosa de América Latina.
La justicia mantiene desde 2006 el pedido de captura de ocho iraníes, entre ellos, el expresidente Alí Rafsanjani, pero no hay detenidos por el caso ni se ha logrado esclarecer los motivos del atentado.
La investigación judicial quedó envuelta en denuncias por desvío de pistas, condenas por encubrimiento y procesos anulados en los que fueron juzgados y absueltos el expresidente Carlos Menem (1989-1999), ya fallecido, un juez, dos fiscales, dos exsecretarios de Inteligencia y varios policías.
Linetzky señaló que tres décadas después del atentado «todavía hay muchos puntos que no sabemos, como dónde se armó la camioneta bomba y de dónde obtuvieron los explosivos». Sin embargo, consideró que «claramente se estableció la responsabilidad de Hezbolá e Irán».
Al gobierno del presidente, Javier Milei, le reclamó que «la causa AMIA sea una verdadera cuestión de Estado», expresó Linetzky.
La bomba a la AMIA fue el peor atentado de la historia argentina. Dos años antes, en 1992, otro ataque terrorista había destruido la embajada de Israel en Buenos Aires, con saldo de 29 muertos y 200 heridos.