A 28 años de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, Georgia sigue siendo el escenario de profundas luchas sociales por los derechos civiles. Aquel evento histórico buscó reivindicar a la comunidad afroamericana del estado, que es la segunda más numerosa en proporción a nivel nacional, después de Texas. Atlanta, en particular, ha sido un epicentro en la lucha por los derechos de las personas afroamericanas desde los años sesenta. Sin embargo, en la antesala de las elecciones del 5 de noviembre, temas como la justicia social, los derechos de las mujeres y el acceso a mejores condiciones laborales y de vivienda mantienen vigencia en el discurso público, una evidencia de que las luchas de entonces permanecen vivas.
Para esta elección, los temas de derechos civiles se expanden y se entrelazan con la defensa de los derechos reproductivos de las mujeres, un asunto que muchas ciudadanas consideran crucial. La preocupación de mujeres y madres por conservar el derecho de decidir sobre sus cuerpos ha resaltado en los debates y movilizaciones, especialmente en un clima de tensiones políticas donde muchos residentes ven un retroceso en sus derechos. Además, aunque el acceso a la vivienda sigue siendo un problema, algunos ciudadanos apuntan que un aumento en los salarios podría hacer una diferencia significativa en la calidad de vida de la comunidad afroamericana y otros sectores vulnerables.
El 5 de noviembre también podría marcar una elección histórica, ya que, hasta ahora, 4 millones de personas han ejercido el voto anticipado en Georgia, incluyendo un millón de votantes afroamericanos, un récord. A pesar de la tendencia conservadora del estado, especialmente desde finales de los sesenta, el voto afroamericano continúa siendo en gran parte demócrata. Esta elección podría definir el futuro político de Georgia, y muchos ciudadanos temen un posible regreso de Donald Trump, argumentando que este cambio dificultaría el avance en justicia social y derechos civiles que persiguen desde hace décadas.