Después de introducir una política para restringir el uso de teléfonos celulares en sus escuelas intermedias, las Escuelas de la Ciudad de Marietta (MCS) colaboran con investigadores de Children’s Healthcare of Atlanta y la Universidad de Emory para evaluar los efectos en la salud mental y el rendimiento académico de los estudiantes. Desde el 1 de agosto, los estudiantes de la Academia de Sexto Grado y la Escuela Secundaria de Marietta deben guardar sus dispositivos en bolsas con cerradura durante el horario escolar.
Christina Lowery, madre de dos estudiantes en el distrito, apoya la medida, afirmando que los teléfonos eran más una distracción que una herramienta educativa. El superintendente Dr. Grant Rivera mencionó que el estudio busca entender el impacto de la política y mejorar la experiencia educativa de los estudiantes, maestros y familias. La iniciativa también ha recibido el apoyo de la Junta de Educación de MCS y de la comunidad escolar.
Kayla Sargent, líder de una coalición educativa, comentó que una encuesta mostró que el 85% de los padres y maestros estaban a favor de tomar medidas con respecto a los teléfonos en la escuela. La profesora de epidemiología de Emory, Julie Gazmararian, ya ha observado mejoras en el enfoque de los estudiantes y su interacción personal. El estudio, que podría influir en otras escuelas del país, también considera la posibilidad de extender la política a escuelas primarias y secundarias.
El objetivo del estudio es generar conocimientos que ayuden a otras instituciones educativas a lidiar con los desafíos que plantean los teléfonos celulares y las redes sociales. Rivera también mencionó la importancia de comprender cómo la falta de acceso a los teléfonos durante el día puede afectar la ansiedad de los estudiantes.