La campaña de la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris, aterrizó por última vez con bombos y platillos en Atlanta, capital del Estado clave de Georgia. A falta de tres días para las elecciones, ha sido la cuarta vez en mes y medio que Harris visita la ciudad.
Con unos teloneros que incluyeron al director de cine Spike Lee, al alcalde de la ciudad, Andre Dickens, y los dos senadores demócratas del Estado, Jon Ossoff y Raphael Warnock, la vicepresidenta tomó el escenario montado en el amplio aparcamiento de un viejo teatro municipal cerca del centro de la ciudad. Con el sol de frente, remató su mensaje electoral en busca de los votos que pueden llevarla a la Casa Blanca. “Necesitamos que todo el mundo en Georgia vote. Ustedes harán la diferencia en estas elecciones”.
En un discurso de 20 minutos que fue un repaso de algunos de sus principales eslóganes de campaña, destacó el énfasis en la movilización. Tiene sentido en un Estado que hace cuatro años se decidió por unos 12.000 votos a favor Joe Biden y estuvo en el centro de los intentos de revertir el resultado de las elecciones por parte del entonces presidente Donald Trump. “Por favor, hablen con sus amigos y sus vecinos y sus colegas y sus compañeros de clase y su familia, y compartan sus perspectivas sobre por qué estas elecciones son tan importantes. Anímenles a que hagan valer sus voces”, enfatizó Harris.
Precedida por último por un votante primerizo llamado Justin Martínez Posadas, primero en su clase de bachillerato y nieto de “inmigrantes trabajadores” que recientemente lograron la ciudadanía y han votado junto a él por ella, Harris insistió en representar un cambio; una imagen que, como vicepresidenta actual, ha sido un punto débil de su discurso en toda la campaña. “Hay que pasar de capítulo. Y yo estoy lista para ofrecer un nuevo liderazgo”, dijo, refiriéndose a la narrativa de división de Donald Trump, más que a las políticas del presidente Joe Biden.
El tema ocupó una buena parte de su intervención frente al público entusiasta de Atlanta. “Me comprometo con ustedes a escuchar a los expertos y a escuchar a la gente que no está de acuerdo conmigo, porque a diferencia de Donald Trump, yo no creo que la gente que no está de acuerdo conmigo sea el enemigo”, señaló Harris. “Él quiere meterlos en la cárcel, yo les daré un sitio en la mesa. Eso es lo que hacen los verdaderos líderes. Eso es lo que hacen los líderes fuertes”.
Aparte de esto, Kamala Harris abordó dos de los temas más importantes de estas elecciones: la economía, donde los votantes la valoran bastante peor que a Trump, y el aborto, su punto más fuerte. En los temas económicos, delineó sus planes para aliviar los bolsillos de los estadounidenses. Desde reducciones fiscales para la clase media, a apoyos para los pequeños negocios, pasando por la persecución de quienes aumentan los precios de manera abusiva, Harris contrastó sus políticas con las del expresidente Donald Trump, que, según ella, implicarían un incremento de gastos “de 4.000 dólares al año” para las familias por las tarifas que pretende implementar a las importaciones.
En los minutos dedicados a los derechos reproductivos de las mujeres, aseguró que su contrincante quiere prohibirlo a nivel nacional, a pesar de que el candidato republicano lo ha negado en numerosas ocasiones. Pero ella insistió: “Solo miren el Proyecto 2025″, indicó, en referencia al manual de gobierno publicado por la organización ultraconservadora llamada Heritage Foundation.
La batalla por Georgia ha sido encarnizada en esta campaña y todavía está en el aire. Ambos partidos han gastado cerca de 100 millones en publicidad televisiva en el Estado, de acuerdo a datos de la empresa analista AdImpact. Y en el terreno, los demócratas han contado con más de 40.000 voluntarios, mientras que los republicanos tienen su propio aceitado equipo de voluntarios y grupos conservadores que están liderando la operación. Pero las encuestas difícilmente podrían estar más apretadas: en promedio, Donald Trump tiene una ventaja de dos puntos, cómodamente dentro del margen de error.
En todo caso, la especial atención que las campañas han puesto en este Estado tampoco es que sea una sorpresa. En 2020 fue el segundo resultado más apretado, después de Arizona y con 16 votos del colegio electoral, Georgia es uno de los ‘premios gordos’ entre los Estados bisagra.